El día 12 de abril de 2014 recibimos quienes conocíamos y éramos amigos de este singular galeno, la lamentable noticia de su sentido fallecimiento a la edad de 90 años, acaecido en la ciudad de Monterrey, Nuevo León. Era reconocido en nuestro pueblo como un excelente médico, muy responsable en su trabajo que llevó a efecto tanto en su consultorio particular, cita en la calle Porfirio Díaz, frente a la Escuela "Manuel M. García", como por muchos años en el consultorio del ISSSTE, atendiendo a los derechohabientes de esa Institución; además de realizar consultas a domicilio cuando algún enfermo requería de sus servicios.
Fué en todo momento una persona muy pulcra en su cuerpo y manera de vestir, siempre muy elegante y cuidadoso al hablar con la finalidad de no herir suceptibilidades, por eso siempre se le apreció y respetó en su diario vivir en esta hermosa ciudad de la que nunca quiso alejarse, por ese gran amor que le profesaba a su amado terruño. Supo formar una preciosa familia al lado de su inseparable esposa la Profra. Hilda Garza, procurando lo mejor para sus hijos quienes gracias a ellos, hoy son hombres y mujeres exitosos.
En lo personal, a pesar de la diferencia de edades, siempre me respetó y supo brindarme su sincera amistad, la cual le agradezco, tanto como amigo al cual en muchas ocasiones saludé en un restaurant de la localidad al que con regularidad frecuentaba para saludar a los amigos y enterarse de las inquietudes políticas de los sabinenses; allí después de saludarlo le expresaba en forma de broma: "Usted no se hace viejo Doctor, páseme la receta". y él siempre me respondía con una amable sonrisa la cual se me quedó grabada y conservo como un bello recuerdo; además como su paciente que fuí, en todo momento me atendió con mucha educación, recetándome los medicamentos apropiados para mis padecimientos. Por todo ello, lo vamos a extrañar al no tener ya entre nosotros a ese gran amigo, al ejemplar médico que supo aliviar el dolor ajeno, al dedicado y amante esposo, padre, abuelo y bisabuelo que supo ganarse el prestigio y reconocimiento a través de su extensa y fructífera existencia, hoy ya duerme en el sueño de la eternidad y muy en paz con la satisfacción de haber cumplido a plenitud su misión en este terrenal mundo, dejando gratos e inolvidables recuerdo. Descansa en paz estimado y fino amigo.
Profr. Otoniel Arrambide Villarreal
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo