Es así como impulsado por su familia, se traslada a Sabinas Hidalgo y con la firme determinación de iniciarse en la carrera magisterial se presenta en la Escuela Normal "Pablo Livas" para inscribirse al examen de admisión.
El Profr. Víctor Alejandro Méndez, director de esa escuela, le comunica que no podía admitirlo dado que la escuela secundaria de donde era egresado pertenecía al sistema federal y la Normal, al estatal; además de que su edad constituía otro serio impedimento.
Ante tal circunstancia, decide retirarse todo apenado y lleno de amargura y frustración, pero al ir descendiendo triste y desconsolado por la escalera de aquel edificio, escucha una voz que a la postre fue la salvadora la cual provenía del subdirector, Profr. J. Arturo Solís Montemayor quien había presenciado aquella triste escena, lo detiene diciéndole que con mucho gusto su caso lo iba a exponer vía teléfono a las autoridades de la Secretaría de Educación en el Estado.
Santiago agradece de muy buena manera a este mentor por este noble gesto, retirándose con un poco de esperanza a la casa donde se asistía y ya por la tarde de ese mismo día, recibe por teléfono la grata noticia de que la Escuela Normal le abría las puertas gracias a la oportuna intervención del maestro Solís Montemayor, sin imaginar éste, que aquel noble y humilde aspirante, con el transcurrir del tiempo se convertiría en catedrático de este prestigiado plantel y años después en el director que lo relevaría en ese importante puesto educativo.
Eliminados los obstáculos, presenta y aprueba el examen de admisión, logrando inscribirse en forma definitiva en la Escuela Normal, dedicándose a estudiar con mucho ahínco, teniendo como compañeros a un puñado de jóvenes quienes apenas cumplían los 15 o 16 años de edad, ya que en aquella época se aceptaba a los alumnos recién egresados de la escuela secundaria; por lo que Santiago era el mayor de aquella generación de estudiantes quienes no dudaron de otorgarle el mote de "El viejo", adjetivo que siempre les aceptó de muy buen humor para estar a tono con ellos y ganarse, como así sucedió, su confianza y sincera amistad las cuales conservó durante toda su vida.
Durante su época de estudiante normalista, tuvo varias satisfacciones, destacándose entre otras el haber sido electo Presidente de la Sociedad de Alumnos "Justo Sierra"; fue asimismo como siendo alumno de segundo grado tiene el alto honor de preparar y pronunciar en la graduación el mensaje de despedida para los alumnos de la generación 1966-1967 y en 1968, de nuevo es elegido para dar el mensaje de despedida a su generación. Después de aquí, iniciaría su excelente peregrinar en el amplio campo de la educación, el cual le brindó infinidad de satisfacciones y vivencias que marcaron para siempre su existencia.
Profr. Otoniel Arrambide Villarreal