Hace un año y medio tuve la oportunidad de viajar a la hermosa República Argentina donde pasamos días inolvidables compartiendo con personas extraordinarias a las cuales me referiré en otra ocasión. Visitamos muchos de los rincones más hermosos de Buenos Aires y principalmente descubrimos que lo más bello de esa entrañable ciudad de Borges es su gente.
Siempre que viajo estoy convencido de que una forma de conocer a fondo la sociedad y cultura del lugar al que llego es leer los diarios que se venden en los “kioscos”; así descubrí “El Clarín” un estupendo diario bonaerense lleno de noticias pero también, y más importante, lleno de ideas.
Me convertí en lector asiduo de “El Clarín” en su versión digital y precisamente descubrí el pasado 9 de noviembre que este diario había entregado el premio “Clarín Novela 2010” a un joven escritor Gustavo Nielsen por su obra “La otra playa”. Sin embargo, lo que más me llamó la atención de la nota fueron las palabras que, el editor general de este diario, el señor Ricardo Kirshbaum dijo en su presentación del premio.
Don Ricardo mencionó lo siguiente: "Quiero resaltar el aliento que representa el premio Clarín Novela para los jóvenes escritores; necesitamos más escritores para generar más realidad", dijo. "Tenemos una pasión, la de contarnos. El lenguaje es esencial para el desarrollo de la democracia", agregó.
Creo que en estas dos frases, Kirshbaum acertó en el blanco de muchas de nuestras necesidades como sociedad. Se necesitan más, (y mejores, agregaría yo) escritores, para que la realidad se esté generando y regenerando.
Es lamentable observar el patente distanciamiento de la intelectualidad como formadora de una realidad social y también es preocupante ver cómo cada vez, la inmediatez de la voraz mercadotecnia va entorpeciendo más nuestra capacidad de analizar y reflexionar.
Queremos todo en el momento y sólo para disfrutar un instante. La velocidad con la que todo lo que compramos caduca es asombrosa. Las modas, estadísticamente hablando dan saltos vertiginosos y sus picos son cada vez más cercanos uno a otro. Nuestra realidad esta siendo manipulada y lanzada por un tobogán donde lo más importante es el desorden porque a fin de cuentas es lo que vende.
La realidad como ente es algo frágil y tiene que construirse poco a poco y sólo necesita sazonarse con elementos agradables. Los escritores y los intelectuales tienen un preponderante papel en esto.
No podemos dejar de lado la innata pasión de los humanos de “contarnos” cosas. El lenguaje nos hizo ser seres eminentemente sociales y con una imperante necesidad de expresarnos y de comunicarnos. Principalmente en estos momentos es necesario que la clase intelectual resurja y dirija los rumbos de ésta malherida nación.
Hace algunos días y a raíz de un lamentable suceso del que fuera testigo un buen amigo le escribí lo siguiente:
“…Personalmente creo que son éstos los tiempos en los que debe resurgir la clase intelectual de la sociedad. Me refiero a esa valiosa parte de nuestro pueblo que impulsó, lo mismo movimientos independentistas, que reformas y revoluciones; no con las armas sino con la mente. Debe brillar de nuevo esa conciencia colectiva; los religiosos dirían: debe elevarse esa voz que clama en el desierto.
Parece raro pero creo que en estos momentos nuestro pueblo necesita más de los poetas, los filósofos, los intelectuales, en fin, las personas extraordinarias, con todo el peso etimológico que esta palabra tiene.”
Es el lugar y es el momento, la nación necesita de todos, principalmente de sus intelectuales.
Santiago Antonio Vara Perrone