Los niños son el futuro. Si esperamos solucionar los principales problemas del mundo: alcanzar la paz mundial, vidas saludables, desarrollo económico y sostenimiento global, debemos proveer a los niños del mundo con ricas oportunidades de aprendizaje. Una población educada y creativa es, sin duda, el mejor camino hacia la salud global, la prosperidad y la paz.
Pero a través del mundo de hoy, las prácticas educativas están tristemente retrasadas. Pese a que los avances científicos y tecnológicos han transformado radicalmente la agricultura, la medicina y la industria, el modo en que los niños aprenden no ha sufrido cambios y sigue, en su mayor parte, basado en ideas heredadas de los siglos anteriores.
Las nuevas tecnologías digitales nos proveen ahora de una oportunidad histórica para promover cambios de escala global en el aprendizaje y la educación infantiles. Tal como los avances en las biotecnologías han hecho posible la "revolución verde" en la agricultura, las tecnologías digitales están haciendo posible una "revolución en el aprendizaje" dentro de la educación. Creemos que estas nuevas tecnologías digitales pueden (y deberían), transformar no sólo el modo en que los niños aprenden, sino también qué aprenden y con quién lo hacen.
¿Cómo aprenden los niños? Las tecnologías digitales pueden permitir a los niños volverse aprendices más activos e independientes, tomando a su cargo el propio aprendizaje a través de la exploración directa, la expresión y la experiencia. El foco se traslada de "ser enseñado" a "aprender".
¿Qué aprenden los niños? Mucho de lo que los niños aprenden hoy en las escuelas fue diseñado para la era del lápiz y el papel. Con las nuevas tecnologías digitales los niños pueden encarar proyectos (y aprender conceptos), que eran vistos como muy complicados para los niños de la era pre-digital.
¿Con quién aprenden los niños? La conectividad global puede hacer realidad nuevas "comunidades de construcción del saber", en las cuales los niños de todo el mundo (y los adultos), colaboren en proyectos y aprendan unos de otros. Estos esfuerzos requieren de acercamientos multiculturales, multilinguales y multimodales al aprendizaje.
Estos cambios no sobrevendrán automáticamente. Pese a que los costos en baja harán que las tecnologías digitales estén a disposición de los niños de todo el mundo, el acceso a las computadoras y las conexiones a la Internet no son suficientes. Muchos de los programas que están siendo desarrollados hoy sirven para estrechar, antes que para ensanchar, los horizontes intelectuales de los niños. Para crear una verdadera revolución en el aprendizaje debemos crear tecnologías que apoyen una nueva visión del aprendizaje y una nueva visión de los niños. Para ello es conveniente guiarnos por dos principios que funcionan como ejes:
Exploración directa. La visión tradicional es que el niño aprende sobre el mundo directamente (arrastrándose, tocando, masticando esto es: explorando), hasta el preescolar, pero luego necesitan ser "enseñados" en otras ideas más avanzadas. La meta de la nueva escuela deberá ser desarrollar tecnologías digitales que permitan a los niños continuar aprendiendo aún esas ideas más avanzadas por exploración directa y experimentación.
Expresión directa. Los nuevos medios permitirán a los niños relacionar sus propias historias e ideas y relacionarlas para una más amplia y diversa audiencia, antes que permitir que los adultos hablen por ellos. La visión tradicional es que los niños se concentren en "absorber" ideas de los adultos, no en expresar sus propias ideas. Aún hoy en día lo que los niños saben de ellos mismos y su cultura es lo que oyen de los adultos.
La importancia del momento es de una trascendencia tal que como sociedad y país no podemos quedarnos al margen. La dimensión cultural y social de nuestra educación debe ser capaz de afrontar el reto que las nuevas tecnologías y el mundo nos presenta.
Frente a nosotros la tecnología extiende un inmenso océano de posibilidades de desarrollo, sin embargo aun nos hemos mojado solo los tobillos.