Se ha escrito tanto de la felicidad que ya existen bibliotecas especializadas en recomendaciones para ser feliz.
En ellas se encuentran desde profundos pensamientos filosóficos como sencillas fábulas y nada tiene de malo que mucha gente las lea, lo lamentable es que algunas personas las recopilan sin encontrar, el verdadero secreto para sentirse realizado, por el, en ocasiones distorsionado, significado.
Quien es feliz lo trasmite sin darse cuenta, nunca perdiendo el tiempo "refriteando" algo tan simple como: Había una vez un rey… que quería ser feliz. Y un sabio perito en esos menesteres le recomendó que a pesar de su riqueza económica y su poder tenia que ponerse la camisa de un hombre feliz y cuando sus vasallos encontraron a ese sujeto radiante de felicidad agradeciéndole a sus amigos todas sus bondades resultó que… ¡No tenía camisa!
Millones de relatos van y vienen, sin embargo la felicidad nunca podrá retenerse con el alma llena de egoísmo, lo ideal es aprender a ser felices no poniéndonos LA camisa ajena, sino EN su camisa, sus zapatos, en su lugar y nunca tratar de apagarlo con triquiñuelas o ilícitos, para estar iguales de incultos y amargados.
Los hábitos, como los nobles sentimientos, si bien es cierto se adquieren con la lectura, también es verdad que en ocasiones puede más la costumbre; por eso es difícil conservarlos en el corazón, de donde debe salir esa frase sincera que salpique de júbilo y esperanza a todos: Feliz Año nuevo 2013.
Ramón Abrego Vázquez
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo