La vida nos entrega lecciones todos los días incluyendo los domingos como el 14 de noviembre donde Don José Contreras y su familia nos enseñaron el secreto para entender la convivencia.
Sin mencionar palabra alusivas solo con su forma de ser: Tratables, corteses, comprensivos, afectuosos y muy generosos, nos dijo que no es posible vivir amenazados por la amargura y el resentimiento.
El encuentro atlético infantil para celebrar el aniversario 19 de su empresa, más que una fiesta deportiva, se percibió como una cultura al esfuerzo, al espíritu de superación y competencia en buena lid entre los niños.
Al complemento de la educación que en el hogar deben recibir de sus padres y en la escuela con la instrucción de sus maestros, esa mezcla indispensable para su formación integral a una sociedad urgida de valores.
Por supuesto que no me refiero a la cultura elitista de muchos libros y muchos viajes que de ninguna manera están de mas, sino a la simple, a la que nace del alma como una inquietud, por lo justo, lo verdadero, hermoso y amoroso, y se graba para siempre por el premio obtenido con tu propio trabajo.
Con hechos nos recordaron que somos humanos y cometemos errores con la disponibilidad inmediata de corregirlos buscando soluciones, no culpables con sombras de odio o grillas estériles que denigran, dividen y corrompen.
Las lecciones de sobriedad, interpretada como moderación de bienes materiales dirigidos hacia objetivos nobles como la salud, educación o deporte que van de la mano con la armonía, comunicación, seriedad, ética, honestidad y humildad, no son llamaradas de petate; se han convertido en una tradición digna de ser imitada, la pregunta es: ¿Quién dijo yo?
Ramón Ábrego Vázquez
Miembro activo de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo
