La Sierra Madre Oriental está conformada por una serie de montañas que corren en forma paralela, primero de sur a norte y luego de oriente a poniente. Propiamente el 85 por ciento de la extensión territorial de Santa Catarina con 872 kilómetros cuadrados está en la Sierra Madre. Es de los pocos municipios de la zona metropolitana de Nuevo León que aún tiene población rural y suburbana. Pasando la boca del Potrero de Santa Catarina hay 35 cañones. Ahora, un cañón es un espacio entre dos montañas, una abertura por entre la sierra la cual sirve de paso y de comunicación. Entre las montañas se forman valles en donde se desarrollaron ranchos y haciendas. Los primeros cañones son: a la izquierda la Mielera o Ballesteros y a la derecha San Pablo y Santa Juliana. Pasando la primera sierra están Los Nogales, Buenos Aires y Morteros. Hacia la derecha se llega a la Loma Alta y más adelante al cañón de Peyotíos, un derivado de Pellotitos, la planta alucinógena considerada sagrada para los antiguos habitantes. Ahí está la Loma Alta, la cual enlaza hacia el cañón de las Escaleras y las Cortinas en donde se desarrollaron importantes centros mineros. En el ancón de Loma Alta está el rancho de los Loera y un poco más adelante el cañón de la Guitarrita o Guitarritas. Le llaman así por lo estrecho del cañón, encerrado prácticamente por dos muros decorados con petrograbados. Por ese camino sinuoso se llega al rancho de los Rodríguez y luego al de los Hernández para entroncar a San José de los Nuncio en Ramos Arizpe, Coahuila.
Las montañas tienen un nombre e indudablemente ellas nos refieren a la divinidad. Son la morada divina y desde ellas Dios habla a los hombres. Por ejemplo Yahvé habló a Moisés desde el Sinaí y ahí se le manifestó. En el cerro de la Estrella ocurrió el nacimiento del dios Huitzilopochtli. Para los egipcios, las pirámides eran montañas sagradas que representaban a las constelaciones que tomaban la figura de los dioses. Los antiguos habitantes del noreste mexicano también consideraban a la montaña como lugar sagrado y como sitio ideal para compartir sus signos: la fortaleza, la vida y la majestuosidad. A ellas acudían a consumir el jugo del peyote y a su amparo hacían los mitotes. En ese lugar mantenían la vida de su entorno y aseguraban que las fuerzas vitales no se perdieran. Esta montaña se le conoce como el Pico del Gavilán. Forma parte del cañón de San Judas que se extiende hasta el cañón de las Escaleras. Por esta montaña igual accedían al Pajonal que a San José de los Nuncio. A sus pies surgió una comunidad llamada Buenos Aires, como alusión a los vientos frescos y húmedos que corren por entre la sierra, dando vida y cobijo a quienes ahí habitan. Por eso los antiguos dejaron morteros de piedra para moler su alimento. Enfrente de Buenos Aires, está Morteros. En ese sitio se bifurcan los caminos. Es un vórtice de energía donde los elementos ejercen su fuerza: el aire, el agua, la tierra y el Sol manifiestan su influencia sobre todos los seres vivos. Ahí está la principal estación de bombeo para el agua potable de Santa Catarina, García y San Pedro Garza García.
Para la cultura huichol el cañón de Guitarritas es un lugar sagrado. Integrantes de la comunidad Wixarika procedentes de Zacatecas, Jalisco y Nayarit visitan la Sierra Madre de Santa Catarina, para agradecer por las primeras lluvias y mantener la tradición de los antepasados huicholes quienes creen que en éstas montañas está el origen cósmico de la humanidad, el ombligo donde surgió toda la creación. Por eso en sus rituales veneran a la vida, la lluvia, el Sol y al Abuelo del Mundo, guía de la sabiduría y el fuego; dando paso a la música, danza y cantos, para vincular lo terrenal y lo divino, lo profano y lo sagrado. Hacen sus ritos de iniciación y consumen peyote frente a las montañas a las que consideran sagradas. Para garantizar un buen año, los huicholes mantienen una fogata durante tres días y dos noches que alimentan con ramas para que el fuego no desaparezca. En un momento de la ceremonia, ofrecen sangre de buey a manera de sacrificio.
¿Desde cuándo vienen? Los huicholes dicen que vienen desde tiempos remotos. Para otros, ellos acuden a partir de 1990 cuando hubo un festival llamado “Kanto a la Tierra” junto con representantes de diversos pueblos nativos de toda América. Hubo presencia del pueblo Wirraritari o huichol. Para ellos el lugar es emblemático y simbólico: las montañas, la vegetación, incluida la existencia del peyote, las formas rocosas y los petrograbados fueron como la señal de una tierra prometida. En consecuencia hacen ofrendas a sus dioses de acuerdo a un encargo de parte de consejos de ancianos que residen en centros ceremoniales de Nayarit y Jalisco. Por orden de sus antepasados ilustres regresan a sus orígenes. Y para orgullo de Santa Catarina, este sitio sagrado está en Loma Alta.
Desde el año 2000, los Wirraritari han padecido la prohibición de parte de unos supuestos dueños quienes impiden su acceso para realizar sus ritos. En cambio los huicholes defienden el cumplimiento de un encargo sagrado, el respeto de sus tradiciones y del territorio para las ceremonias. Por eso piden el derecho de ingresar al cañón de Guitarritas. En este conflicto hay cuatro posturas: la de una familia que aduce tener de posesión legítima de los terrenos y exigen ser tomados en cuenta para dar permiso, los de otra persona que se quedó con los terrenos mediante la compra de los lugares sagrados; las exigencias del pueblo huichol quienes continuamente manifiestan y defienden su participación, como mantenimiento y consolidación de sus vínculos espirituales con el territorio en Loma Alta- Guitarritas y otra tendiente a proteger el lugar como sitio arqueológico. Creo que estas dos últimas van por la misma línea y a mi juicio deben prevalecer contando con el apoyo de quienes dicen ser los dueños del lugar.
El cañón de la Guitarrita como Pellotíos, las Escaleras, Loma Alta y las Cortinas, son un área natural protegida. La conservación de la biodiversidad y el eventual aprovechamiento de recursos vegetales, impide la extracción de flora y fauna. Lo cual prohíbe el consumo de peyote como parte de las ceremonias y el uso de la leña para fogatas. Pero al ser una comunidad indígena pueden hacerlo amparados en una ley la cual les permite mantener sus ritos y prácticas cultuales. En el decreto que da origen al Parque Nacional Cumbres de Monterrey, emitido por el presidente Lázaro Cárdenas, no se reconoce la presencia del pueblo huichol en el mismo. Y por lo tanto no deben estar ahí. En la modificación del área hecha al parque y en la configuración de su programa de manejo, tampoco se ha reconocido la existencia de algún pueblo indígena dentro de esa ANP, de lo cual también deriva que no se le admitan derechos ancestrales o tradicionales al pueblo Wirraritari para la celebración de rituales en el cañón de Guitarritas. Ellos defienden su postura basada en la cosmovisión y sabiduría ancestral. Un consejo de ancianos ha pedido la realización de ceremonias y rituales en la sierra santacatarinense, basados en deliberaciones resultantes de cantos y sueños, lo que les daría un arraigo reconocido en la zona y en aumento cada visita anual.
Opino que la tradición de los huicholes y la conservación de los petrograbados debe prevalecer ante todo.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina