Aristóteles describía al ser humano como un animal político. En efecto, la política trata y promueve al ser humano como un ente en relación y sujeto con los demás. Aristóteles hacía una clara diferencia entre los humanos y los animales, pues el primero posee la capacidad natural de relacionarse, crear sociedades y organizar la vida en comunidad. De todos los seres vivos, solo el hombre es político pues al vivir en comunidad, expresa una dimensión social. El ser humano lo hace con una intención y con un sentido, mientras que el animal lo hace por instinto. El ser humano se realiza como tal, cuando vive plenamente en sociedad y está al servicio de los demás.
Lamentablemente en la política mexicana, se relaciona a ciertas conductas no muy legales y justas que digamos, con nombres de ciertos animales. Por ejemplo, el tlacuache es aquel que vive del presupuesto porque cree que vivir fuera de él es vivir en el error. El mapache es aquel que se llevaba las urnas para introducir votos de más en ellas al amparo de la obscuridad. Obviamente también hay ratas y ratones, topos y hasta serpientes. Cuando no hay buenos candidatos, se dice que la caballada está flaca. Para hacer la travesura electoral se dice “ponte águila”. Llevar sistemáticamente a los votantes para emitir su voto se llama operación “hormiga”. A quien anda en campaña sin recibir apoyos, pensando que cuando gane le darán un puesto le dicen gato. A todos los que critican perros. Y regularmente cuando alguien vota por quien no debe y gracias al apoyo de todos, seguramente se refieren a los electores como “bueyes”.
Como ya lo he descrito con anterioridad, la función de la política es la búsqueda del bien común. Al bien común se pueden acceder a través de cuatro formas: como ciencia, como lucha, como labor partidista y como idea moral. En cuanto ciencia, la política se define como una teoría que trata de la esencia y las funciones del estado así como las funciones de los que la integran. La política puede ser considerada una lucha para conservar o incrementar el poder. Como actividad partidista, la política es la acción del ciudadano como miembro activo de un partido político, que a su vez conlleva a un adecuado conocimiento de la estructura jurídica de la sociedad, para hacer participar al individuo en las tareas y objetivos del estado. Esto se logra a través del conocimiento de los derechos y deberes, mismos que encontramos en nuestras leyes. Y por último, la política se puede manifestar como un ideal moral del estado, al realizar la misión histórica de favorecer la conservación y de acrecentar los bienes culturales de una sociedad.
Existe la política por una necesidad sentida de la sociedad, porque es importante la existencia de un principio rector capaz de eliminar obstáculos y de promover una convergencia de voluntades, con el fin de permitir una convivencia pacífica, fructífera y ordenada. Como una actitud continua y como la capacidad de participar en la búsqueda del bien común. Si nos fijamos bien, la autoridad política es la responsable de ello. Pues los funcionarios de un municipio, estado o federación, son el conjunto de personas y de instituciones que han recibido poder para gobernar una determinada sociedad política.
Como se advierte, el fin del estado es el bien común. Cuando el estado incurre en ésta falta de búsqueda, debe y puede reemplazarse por otra pues se puede generar una dictadura o vacíos de poder. El estado debe comprometerse a buscar el bien de las personas y el bienestar de la colectividad, pues por bien común, entendemos el conjunto de condiciones económicas, sociales y políticas que favorecen el desarrollo integral de las personas, de las familias y de las asociaciones.
En el plano de los medios o intenciones de un buen gobierno, la persona se subordina al estado y en el plano de los fines, el estado se subordina a la persona en el sentido de que la razón del estado es promover el bien común de las personas, con acciones efectivas de gobierno y de obras de beneficio social. Por ejemplo, es deber ineludible pagar nuestros impuestos al igual que es obligación de nuestros gobernantes, administrarlos y ejecutarlos adecuadamente.
Antonio Guerrero Aguilar