Hace ya tiempo, cuando estudiaba la primaria en la escuela Edelmiro Rangel de Santa Catarina, veía a un profesor del cual decían venía desde Sabinas Hidalgo. Imaginaba ese sitio como un lugar lejano y ciertamente la actitud y el respeto por su trabajo, hacían a un profesor recorrer cerca de 200 kilómetros todos los días.
Algo tiene Sabinas, y lo digo con todo respeto, pues mientras muchos de sus hijos se marchan por necesidad de trabajo y preparación, cuando regresan a su aldea, otorgan hasta su vida por el pueblo que los vio nacer. Al contrario, quienes se quedan, dan su vida por mantener el dinamismo de una ciudad pujante, y entre todos ellos, quienes se van, quienes vienen y se quedan, han hecho de Sabinas Hidalgo una región considerada un polo de desarrollo para el norte del Estado de Nuevo León.
Indudablemente entre los ilustres sabinenses que se fueron y trajeron cosas a su aldea, están don Manuel M. García (1870-1941). También sitúo en ese grupo a los hermanos Garza Guajardo, a los Treviño Villarreal, los de León Garza, los Mascareñas, los Guadiana, los de los Santos y Morales entre otros más.
Uno de los que se quedaron fue Santiago Armando Vara Jiménez. Nacido en la Estación Rodríguez, de Anáhuac, Nuevo León el 27 de octubre de 1946. Se graduó como maestro normalista por la ya legendaria escuela normal Pablo Livas, en la cual fue directivo y maestro. Entre los cargos figuran los de la jefatura del departamento de investigación, subdirector académico y director de la misma. Luego completó su formación en la Facultad de Derecho de la UANL en donde recibió su título de abogado.
En Sabinas Hidalgo se le reconoce por su decidida participación en las diferentes actividades educativas, culturales, deportivas y sociales, como miembro fundador y presidente del Club Sertoma, miembro activo de la Benemérita Sociedad Mutualista, creador del Archivo Histórico Municipal entre 1972 y 1973, secretario de Acción Cívica, Recreativa y Cultural, fundador de la hemeroteca de la escuela Normal Pablo Livas, promotor del Museo de Historia Regional y difundió la historia de su pueblo con innumerables artículos de temas culturales e históricos en el periódico Semana Regional. De igual forma, editó durante cinco años, el boletín del Archivo Histórico Municipal y el Archivo General del Estado de Nuevo León le publicó su libro “Memorias de un pueblo”. Aprovechando un intercambio cultural entre los Estados Unidos y México, fue profesor en La Joya High School en el Condado de Hidalgo, en el valle de Texas.
Conocí al maestro Vara en 1984. Más que maestro, parecía un contador de historias y relatos. Fuerte, decidido, sonriente. Lo traté mejor cuando quedamos en la mesa directiva de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, A.C., él como vicepresidente y yo como secretario. En la primera reunión nos dijo que no podía cumplir cabalmente con el cargo, pues era funcionario federal electoral en el municipio de Apodaca. En eso, Juan Antonio Vázquez Juárez y yo, nos comprometimos a apoyarlo.
Invitado por él. dos veces fui a Sabinas Hidalgo a presentar libros y en ellos conocí a gente ilustre del pueblo como la maestra Graciela Santos, Lupita García, Alejandro Morales, Indira Montemayor y Carlos Abrego entre otros más. Gracias a esos encuentros, me convertí en colaborador de Sabinas Hidalgo .net. Después de las pláticas, la generosa hospitalidad del maestro Vara no se hacía esperar.
Siempre he creído y lo digo con todo respeto, que el maestro Santiago Vara fue el eje en donde confluían intereses e intenciones comunes, de un grupo pionero y ejemplo a seguir en la historia regional. Ciertamente la confianza y la responsabilidad generada por el maestro Vara, hacían que Celso Garza, Héctor Jaime Treviño, Rodolfo de León y los demás compañeros del llamado Grupo Sabinas, edificaran un pueblo mejor a partir de la historia, la identidad y la cultura regional.
Ayer sábado 3 de septiembre, el maestro Vara se fue a la casa del Padre Eterno. Quienes lo tratamos y conocimos, deseamos larga vida hacia él. Pues una persona muere cuando es olvidada y nosotros no podemos permitir que ello suceda, pues hay muchas cosas como herencia surgida del amor y cariño sentido a su pueblo y a sus amigos. Quiero suponer lo siguiente: Santiago Vara Jiménez se fue porque Celso necesitaba compañía. Ahora tenemos la certeza de que la historia y la cultura de Sabinas Hidalgo se acrecenterá.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina