Los linajes más representativos y originarios de la antigua Pesquería Grande, eran los Fernández, Garza, Treviño, Sepúlveda, Rodríguez y García. Los Fernández son descendientes directos del fundador don Gonzalo Fernández de Castro, mientras que los Garza vienen de don Gabriel del mismo apelativo. Los Sepúlvedas de parte de los medios hermanos de don Martín de Zavala, mientras que los Rodríguez por don Diego y los García de parte del fundador de Santa Catarina, don Lucas García. Ciertamente hay más apelativos que son típicos y muy antiguos en la región, pero al menos, sabemos de los Treviño y los Fernández, gracias a la información que se recabó gracias a un juicio de limpieza de sangre.
Con la intención de disfrutar de los beneficios de la Capellanía que fundó doña María Catarina Fernández, en el año de 1799, don Pedro José Treviño, solicitó un juicio de limpieza de sangre a favor de su hijo José Joaquín Treviño que estaba estudiando en el Seminario de Monterrey. Para ello el gobernador Herrera y Leyva solicitó que el juicio de limpieza de sangre se efectuara en la Pesquería Grande, lugar en donde residía la familia en cuestión.
En el juicio sabemos que son descendientes de cristianos viejos, limpios de toda mala casta, moros, mulatos, judíos y penitenciados del Santo oficio. De ahí se desglosa que un hijo de don Gonzalo llamado Lázaro Fernández tuvo un hijo llamado Gonzalo El Chico que se casó con doña Manuela Díaz y tuvieron por hija a Catarina que se casó con Fulano Bárcena, con quien fundó una capellanía.
Doña María Fernández se casó con Alonso de Treviño y tuvieron por hijos a Alonso casado con María González, padres de Alonso III casado con Mariana de la Mota y padres a su vez de José de Treviño y Mota, casado doña Josefa Ramos, padres a su vez de Pedro José, casado con Antonia Margarita García, padres de José Joaquín de Treviño quien buscaba los beneficios de la capellanía.
Otra relación de la familia está fundada en Clara Fernández casada con Jacinto García de Sepúlveda, padres de Petronila de Sepúlveda, casada a su vez con Gabriel de la Garza, padres de Agustín de la Garza, matrimoniado con doña María Andrea Galván, padres de Antonia de la Garza, casada con Juan Ramos, padres de María Josefa Ramos, quién se casó con José de Treviño y Mota, padres de Pedro José Treviño, casado con Antonia Margarita García, madre de José Joaquín de Treviño, solicitante de la capellanía.
En 1799, José Ramón Fernández, alférez de la Compañía Miliciana del Valle de San Juan Bautista de la Pesquería Grande, señaló que sus hijos José de Jesús y José Mariano, estaban estudiando en el Seminario de Monterrey y que necesitaban también del apoyo de la capellanía establecida por doña Catarina Fernández.
Ahí se establece que don Gonzalo Fernández de Castro, casado con María Rodríguez, fueron padres de Lázaro Fernández que se casó y tuvo cuatro hijos, entre ellos Gonzalo, casado con Manuela Díaz, padres de Catarina que se casó con Fulano Bárcena. Otro hijo llamado Diego Fernández, se casó con María de la Cerda, padres de Juan Fernández, que se casó con Agustina Cadena y tuvieron por hijo a Juan Dimas Fernández, casado con Margarita Guerra Cañamar, padres a su vez de José Ramón, casado con Juana Francisca García, padres de los seminaristas que pedían los beneficios de la capellanía, José de Jesús y José Mariano.
Quienes ya habían beneficiado con los fondos de la capellanía, fueron Pedro y José de Amato Arizpe, hijos de José Martín Arizpe, originario de Saltillo y de María Fernández de Castro, quienes fundaron el curato de Santiago del Huajuco y de una parte de la antigua hacienda de Rinconada, tíos de los sacerdotes Rafael y Miguel Ramos Arizpe, quien fuera uno de los ilustres diputados a las Cortes de Cádiz y promotor de la primera república federal en 1824.
En síntesis: el juicio de limpieza de sangre, se debe a que el alférez real Lázaro Fernández de Castro se casa en Fresnillo con Manuela Díaz . Tuvieron una hija llamada Catarina que se casó con Juan Manuel de la Bárcena, del cual en los documentos se refieren a “fulano” Bárcena.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina