El 1 de noviembre de 1827 salió la comisión de la Ciudad de México. Conformaban la comisión de límites José Batres y Constantino Tárnava para las observaciones militares y Louis Berlandier y Rafael Chovell para las observaciones en las ciencias naturales y José María Sánchez como dibujante
El 8 de noviembre de 1827, Anastasio Bustamante avisó a todas las autoridades de Texas del nombramiento de Manuel Mier y Terán para que le brindaran todos los apoyos necesarios. Llegó a Béjar en marzo de 1828, en abril a San Felipe y en junio a Nacogdoches. Después de una visión global de la provincia, Mier y Terán recomendó ocupar militarmente el territorio de manera permanente y promover la colonización con familias mexicanas, suizas y alemanas católicas. La Comisión de Límites, rápidamente advirtió las diferencias culturales entre los colonos y los mexicanos y la intención de Texas de conformarse en otro estado.
El 27 de agosto de 1829 Santa Anna le confirió a Mier y Terán la Comandancia General e Inspección de los Estados Internos de Oriente para que impartiera la justicia y aplicara las leyes en la región, que tanta falta hacían. Mier y Terán quedó en lugar de Felipe de la Garza. Las llamadas Provincias Internas de Oriente, cuya capital militar se hallaba en Matamoros, Tamaulipas. Tenía la intención de fijar y establecer las últimas políticas mexicanas que evitaran la perdida y separación de Texas en 1836.
En noviembre de 1829 escribió respecto a la situación de Texas: “Antes de ahora me he manifestado lo desafectos que son estos colonos a México, y mis sospechas se han confirmado hoy que he sabido se van a reunir los del rumbo de Sabina y este pueblo para formarse en milicia nacional, elegir sus oficiales, etc. y mucho me temo un golpe de mano. No espero que el gobierno del norte haga una invasión, pero si que de acuerdo con él den una asonada los colonos”
Por lo que Mier y Terán organizó una milicia cívica para auxiliar la defensa de la frontera y además, canceló permisos tales como introducir a nuevos colonos y prohibió la especulación de tierras que promovían Zavala, Burnett y Vehlein. A Mier y Terán le preocupó el hecho de que solamente, las colonias de Austin y DeWitt tenían permisos y documentos legales. Los colonos sobrepasaban 10 a 1 a los habitantes de origen mexicano, por lo que solamente permitió las colonias agrícolas que ya estaban autorizadas
Sus trabajos en Texas fueron interrumpidos en 1829, cuando una expedición española al mando de Isidro Barradas desembarcó en Tampico. Inmediatamente reunió sus fuerzas con las de Santa Anna y juntos derrotaron al contingente español. Esa victoria dio a Mier y Terán y Santa Anna una gran popularidad, tanto que la opinión pública los vio como candidatos naturales a la presidencia de la república.
En 1830 retomó sus funciones y proyectó una expedición para verificar los límites y títulos de propiedad de los colonos y auxiliar las poblaciones mexicanas en Texas y también administró los fondos militares que se enviaban desde Béjar a Nacogdoches. Propuso establecer guarniciones y aduanas que vigilaran la frontera, puesto que ya se habían cumplido los plazos de exención de impuestos. Pero se metió en problemas cuando otorgó la comandancia de la guarnición y la jefatura de la aduana de Anáhuac, a dos coroneles de origen norteamericano, lo que despertó la animosidad de los colonos angloamericanos.
Uno de ellos no contaba con las simpatías de los vecinos, porque se había negado entregar a dos esclavos a sus dueños e impedir que los colonos norteamericanos establecieran un ayuntamiento y otorgaran títulos de tierras en jurisdicción federal. Entonces los rijosos contrataron al abogado William Travis, quien al no lograr sus fines, amenazó con una invasión desde Louisiana.
Fue encarcelado y los colonos vieron en tales acontecimientos la oportunidad para mostrar su inconformidad con la “tiranía militar” de los funcionarios que Mier y Terán había promovido. Pero la instalación de la aduana marítima fue la gota que derramó el vaso, ya que los colonos se negaban a pagar impuestos. Un tumulto provocado por los colonos, ayudó a que escaparan tres goletas y todavía, dispararon sobre los oficiales mexicanos. Austin se quejó agriamente con Mier y Terán que por cierto le recordó a Austin los privilegios que ya habían obtenido y que en todos los puertos del mundo se cobraba un impuesto.
El 14 de marzo de 1830, recibió la noticia del apoyo de 300 hombres para la expedición a Texas y prácticamente militarizó la frontera. Días después, el 30 de marzo de 1830, Manuel Mier y Terán anunció que los departamentos quedarían unidos para mantener la seguridad y los apoyos requeridos para la expedición a Texas. Buena parte de los recursos que entraban a las aduanas marítimas de Tamaulipas, fueron aprovechadas para solventar los gastos de la expedición. Prevenido, dejó como encargado de la comandancia a Felipe de la Garza por si regresaban los españoles. Como se advierte, la posibilidad de una invasión española, preocupaba a Mier y Terán. Curiosamente embarcaciones norteamericanas eran las que comunicaban los planes de los invasores españoles.
El gobierno mexicano, promulgó una ley en 1830, para detener el ingreso de más colonos norteamericanos que se estaban instalando ilegalmente. En su lugar, debían fundarse poblaciones y fuertes militares, para tratar de “mexicanizar” a Texas, bautizando a dichos poblados con nombres mexicanos, como Anáhuac, Lipantitlán y Tenoxtitlán. Esta última fue propuesta como capital de Texas en lugar de San Antonio. Para poblar los tres lugares, pidió el traslado de 500 familias compuesta por mexicanos e indios pacíficos que hicieran contrapeso a la población norteamericana.
Mier y Terán fundó Tenoxtitlán en 1830, en donde el camino de Béjar se cruzaba con el Río Brazos sobre la ruta a Nacogdoches. Para su protección, dejó a un regimiento de caballería bajo el mando del coronel Francisco Ruiz. Originalmente el Fuerte Tenoxtitlan tenía la intención de detener las oleadas de inmigrantes norteamericanos en el territorio texano. Pero Francisco Ruiz simpatizó con los colonos procedentes del Tennesse, que a la larga serían los promotores de la independencia de Texas.
Al poco tiempo, el fuerte Tenoxtitlan se despobló y sus vecinos se instalaron en San Antonio cuando brotaron los problemas con Anáhuac en 1832. Más de una vez, Mier y Terán tuvo la impresión de que sus proyectos no cristalizaban y que el gobierno de los Estados Unidos pugnaba con más fuerza para de tratar de hacerse de Texas. Las notas que escribió, por lo general reflejan su tristeza al ver que los texanos muy seguido, se salían con la suya.
Un amigo que tenía en Nueva Orleáns, le avisó que un comisionado de los Estados Unidos estaba ofertando un peso diario para ir a la expedición de 8,000 hombres que se está formando en Kentucky con dirección a Texas. Sabía que el Senado norteamericano había aprobado una ley que autorizaba el envío de un ejército para la proteger su frontera oeste y la ruta comercial de Santa Fe con San Luís Missouri. Ese evento, le daba la seguridad de que: “el Gabinete en Washington y sus partidarios han manifestado interés por la adquisición de la provincia de Tejas”(sic)
Es probable que las fuerzas de Mier y Terán chocaran con las de Santa Anna. Todos sabían que Mier y Terán era partidario de Bustamante. Y tal vez fue derrotado por las ínfulas de Santa Anna y por la poca atención que le dio en sus planes para salvar a Texas, sus constantes roces con los colonos angloamericanos que en más de una ocasión desafiaron su autoridad. Mier y Terán se suicidó el 3 de julio de 1832 en Padilla, Tamaulipas y sus restos descansan en Matamoros.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina