Sin duda alguna, don Lucas Alamán es uno de lo principales precursores del México Independiente, pues fue uno de los ideólogos y políticos más importantes después de que cayó el régimen de Iturbide…
Sin duda alguna, don Lucas Alamán es uno de lo principales precursores del México Independiente, pues fue uno de los ideólogos y políticos más importantes después de que cayó el régimen de Iturbide. Una vez establecida la presidencia y el congreso en 1823, se requería definir el proyecto de nación y la identidad representativa de la misma. Para ello, muchos liberales se dedicaron a la negación del pasado colonial hispano y proclamaron la afirmación de la tradición prehispánica. En consecuencia se gestó un sentimiento de americanismo, de apego al lugar donde se nace y a los valores que nos identificaban como individuos miembros de un grupo y como parte de la sociedad.
Las ideas y las propuestas de Europa se van a sentir extrañas y fuera de contexto en el ámbito latinoamericano. Todo esto provoca una confusión política que no acertaba a definir el modelo de nación que los mexicanos queríamos conformar, tal vez derivada en la contradicción de la dualidad pasado-tradición y en la pugna de diversas posturas radicales.
Para no complicarse la vida, surgió un grupo que sostenía la doble negación: la hispánica y la indígena. También había criollos novohispanos en contra de los peninsulares y logias de masones escoceses en contra de los yorkinos. Unos buscaban el orden y el progreso, otros simpatizantes del sistema federal y otros que buscaban la república centralista. Al fin de cuentas en todo éste hervor de pasiones se formaron grupos de liberales contrarios a los conservadores. A río revuelto y obviamente en ganancia de algunos pescadores, en éste periodo del México Independiente, indudablemente se da la conformación de dos instituciones políticas que aun perduran como lo son la presidencia y el congreso.
Quien sobresalió en todo éste sistema político e ideológico fue don Lucas Alamán. Nació en la ciudad de Guanajuato, el 18 de octubre de 1792. Estudió ingeniería en el Real Colegio de Minas de la Nueva España. Al estallar el movimiento insurgente de Hidalgo y Allende se opuso al mismo y fue diputado a las Cortes de Cádiz representando a la Nueva Galicia. Logró escapar de la prisión a la que fueron sometidos los legisladores de las Cortes de Cádiz, por lo que entre 1814 a 1819 viajó por Europa, aprendiendo idiomas y estudiando en bibliotecas públicas y privadas. Al regresar a México, administró por muchos años y con suma honestidad, el Hospital de Jesús.
Cuando fue proclamada la Independencia de México, propuso sin mucho éxito que tres infantes de la familia real gobernaran a la Nueva España, Perú y Nueva Granada. Luego fue diputado en el primer Congreso de la Unión; después director Nacional de la Industria; ministro del Interior y de Relaciones Exteriores en las juntas de gobiernos de 1823 a 1824; presidente interino de la República por unos días, en el mes de diciembre de 1829 y nuevamente ministro de Relaciones Exteriores, de 1851 a 1853 en el gobierno de Santa Anna. Aunque tuvo muchos cargos relevantes dentro del servicio público, sus contemporáneos lo definen como una persona honesta que no se aprovechó del erario para enriquecerse.
Entre sus obras destacan el establecimiento y la organización del Archivo General de la Nación, de la banca de desarrollo a través del Banco de Avío, un museo de Antigüedades del Museo Natural de la ciudad de México. Por sus aportes y preocupaciones en materia económica de le considera precursor de los estudios económicos en México. De igual forma promovió la industrialización y la ganadería, especialmente la de la industria textil. Fue empresario independiente en los ramos mineros y textil, pues era un fiel creyente de la formación del capital mexicano que permitiera acceder al verdadero crecimiento y desarrollo.
Corre el rumor de que Valentín Gómez Farías y sus seguidores, instigados por el entonces embajador de los Estados Unidos en México, Joel R. Poinsset, causaron el asesinato de Vicente Guerrero. Por eso Alamán fue llamado a rendir cuentas, pero él hace su propia documentada defensa y luego la Suprema Corte de Justicia lo absuelve de toda responsabilidad.
También propuso la apertura de escuelas de artes y oficios de la Escuela de Agricultura de San Jacinto, hoy Universidad de Chapingo. Contrario a las ideas liberales y federalistas de la época, fue líder del Partido Conservador y el principal ideólogo de Antonio López de Santa Anna cuando éste ocupó en forma centelleante la presidencia de la república.
Por su capacidad y honestidad, fue respetado por sus mismos enemigos políticos. Sinceramente Alamán no pierde actualidad por su pensamiento y sus acciones en favor de México, pues en su época fue un gran servidor público y se le considera un valioso estadista, economista, historiador y escritor. Escribió un atlas geográfico y minero, además de su “Historia de México” en cinco tomos y una serie de escritos que mantienen actualidad hasta nuestros días.
A través de sus innumerables escritos advierte oportunamente sobre la desmedida ambición de los Estados Unidos para apoderarse del territorio mexicano, de tal manera que previno la separación de Texas y luego la injusta guerra del 1846-1848. Como presidente del Ayuntamiento de México, en 1849, le toca hacer la reconstrucción de la devastada capital.
Son suyas las palabras proféticas: “Las riquezas mexicanas siguen dando pábulo a ambiciones extrañas, y nuestra nación, día a día, se convierte en una simple sucursal del país más rico y poderoso que ha conocido la Historia”. Pocas calles en la república llevan su nombre y casi no existen bustos y monumentos que honren su memoria. Y sin embargo, su ejemplo y testimonio, además de su legado permanecen a través de sus escritos y obras.
Aunque militó en el bando contrario y sirvió a regímenes considerados como la antítesis de la construcción de la patria, don Lucas Alamán fue un mexicano que en su tiempo pugnó por el verdadero sentido y destino de la nación. El murió en la ciudad de México, el 2 de junio de 1853 y por eso nuestro justo reconocimiento a uno de los constructores del México de hoy.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina