La cultura mexicana es híbrida por naturaleza. Ni somos completamente indios, ni somos completamente ibéricos. El filósofo mexicano José Vasconcelos, sostenía que el mexicano estaba llamado a ser la raza cósmica, porque en ella confluían las principales razas del mundo. Contamos con fuertes rasgos genéticos procedentes de los diferentes grupos indígenas mexicanos. Por lado español, éste era heredero de las ricas tradiciones culturales de los fenicios, griegos, romanos, judíos, celtas, ibéricos, germanos, africanos y árabes. Por ejemplo, muchas de las palabras que conforman el castellano que hablamos, tiene muchas raíces de las lenguas que esos pueblos usaron.
La cultura mexicana es híbrida por naturaleza. Ni somos completamente indios, ni somos completamente ibéricos. El filósofo mexicano José Vasconcelos, sostenía que el mexicano estaba llamado a ser la raza cósmica, porque en ella confluían las principales razas del mundo. Contamos con fuertes rasgos genéticos procedentes de los diferentes grupos indígenas mexicanos. Por lado español, éste era heredero de las ricas tradiciones culturales de los fenicios, griegos, romanos, judíos, celtas, ibéricos, germanos, africanos y árabes. Por ejemplo, muchas de las palabras que conforman el castellano que hablamos, tiene muchas raíces de las lenguas que esos pueblos usaron.
Una vez escuché en una conferencia, que el gusto y pasión por los caballos, las carreras de caballos, peleas de gallo, el cantar y ciertas actitudes machistas provienen nuestra raíz árabe.
El polifacético escritor José Emilio Pacheco escribió la columna Inventario del Semanario Proceso número 1194, publicada el 19 de septiembre de 1999, las características culturales que México le debe a Austria. Empieza citando el libro de Carlos Fuentes, Los años con Laura Díaz, se hace referencia que México es muy austriaco. Y se preguntarán, ¿qué tiene que ver con nosotros una cultura tan interesante que ha dado tantos hombres y adelantos en la historia de la humanidad?
Los Habsburgos, renombrada dinastía europea, heredera del antiguo Imperio Romano Germánico, que tuvo su capital en Viena. Un hijo del Káiser y Emperador germano, Maximiliano I, Felipe el Hermoso, se casó con la hija de los Reyes Católicos de España, Fernando de Aragón y de Isabel la Católica, llamada Juana la Loca. Recordemos que la expulsión de los árabes de España se debió en parte a la unificación de los reinos de Castilla y León con los de Aragón. Cuando Granada cayó en poder de los monarcas católicos, se hablaba de la existencia de cuatro reinos.
Pues bien, de Felipe el Hermoso y Juana La Loca procrearon a Carlos V de Alemania que era a su vez el Carlos I de España. A la llegada de Cortés a Veracruz, Carlos V era el rey de todas las provincias. Por el lado paterno eran emperadores de Alemania, Austria, una parte de Italia y los Países Bajos. Por parte española era emperador del territorio entonces comenzado a llamar América y de algunas posesiones en Asia, además de la España unificada, el Reino de Sicilia y Nápoles en la península itálica. En esa época, Viena, antiguamente llamada Vindobona por los romanos, era la prácticamente la capital política y cultural de la Europa del siglo XVI.
Hacia 1683 los turcos sitiaron a Viena por segunda ocasión. Pese a la defensa heroica de sus habitantes que ya estaban a punto de rendirse ente el asedio otomano, cuando llegó el Rey Jan Sobiesky de Polonia para salvar a la ciudad sitiada. En su huida, los turcos abandonaron sacos de café. Los europeos lo probaron tal y como lo bebían los turcos y les gustó. De ahí se propagaron a Europa, los cafés y el gusto por tomar esa bebida. Para celebrar el triunfo de los polacos sobre los turcos, el imperio de la media luna, el repostero real inventó un pan llamado precisamente así: media luna. En México les llamamos cuernitos.
Pacheco, de igual forma, describe como Napoleón ocupó Viena en 1805 y se casó con María Luisa de Habsburgo. El hijo de ambos, llamado Napoleón II, nació débil de salud. Por lo tanto, fue confinado en el castillo de Schönbrun acompañado por su prima Sofía de Austria. Napoleón II murió a los 21 años, pero se dice que dejó embarazada a su prima. Una leyenda vienesa afirma que el Archiduque Maximiliano de Habsburgo que gobernó el llamado Segundo Imperio de 1864 a 1867, era hijo de los primos y que tanto Napoleón III como el emperador Francisco José, se pusieron de acuerdo para conducirlo a la triste aventura mexicana. Cuando Maximiliano y Carlota fueron emperadores, mandaron reconstruir el castillo de Chapultepec para que fuera el Castillo de Miravalle y rimara así con el castillo que los Habsburgos tenían en Trieste, Italia, llamado Miramar. También mandaron hacer el Paseo del Emperador, que al ser derrocado, le cambiaron el nombre por Reforma. También describe la tendencia de ambos pueblos en componer vals. El vals austriaco más representativo es el Danubio Azul y el mexicano es Sobre las olas de Juventino Rosas.
El pan francés es en realidad pan vienés. También la práctica del ninguneo fue importada de Viena en donde se le llama Totschweigen, que literalmente significa asesinato mediante el silencio. La costumbre de regalar canastas con frutas y conservas también.
Muchos estilos musicales provienen de la intervención francesa y del Imperio de Maximiliano. Se dice que los soldados franceses cuando llegaron a Jalisco, Colima y Nayarit, vieron como las bodas eran amenizadas por un grupo de músicos a los que bautizaron como “Marriages” y de ahí se deriva la palabra mariachi. Los ritmos tan característicos del noreste, como la polka, los chotices, y las mazurcas fueron traídos por regimientos belgas y alemanes. De igual forma, ellos fueron quienes introdujeron el acordeón.
Una raíz étnica olvidada o que no nos gusta reconocer, es la africana. Fueron traídos durante la colonia (siglos XVI-XVIII) para trabajar en los centros mineros, ya que los indios no aguantaron la ruda vida imperante en el subsuelo. Desde un principio fueron sometidos a la sobre explotación, las epidemias, el clima. Tanto los indígenas como los españoles al principio los vieron como enemigos. Pero al poco tiempo se fueron mezclando con los españoles y los indios para conformar poco más de 25 castas. Desde tiempos pretéritos se rebelaron en Oaxaca, Veracruz y Guerrero, que son los estados donde tienen más presencia cultural y étnica. Los esclavos que alcanzaban eran llamados cimarrones. A pesar de tantos problemas contra todos los pronósticos se convirtieron en una población considerable. Su herencia se ve en muchas de las costumbres de los pueblos costeros, su religiosidad popular que mantiene algunos rasgos africanos y antillanos, la forma de cantar y bailar que se expresan en la música tropical y de cumbias. Incluso, rasgos físicos como el pelo ensortijado, pómulos, labios y párpados gruesos, en muchos casos la nariz achatada.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina