Coahuila y Nuevo León, como entidades vecinas, no solo tienen puntos limítrofes que nos unen, sino que también existen elementos históricos, políticos y sociales que enlazan más a nuestros estados. Les expondré algunos de esos elementos que nos dan una identidad y una memoria compartida.
Coahuila y Nuevo León, como entidades vecinas, no solo tienen puntos limítrofes que nos unen, sino que también existen elementos históricos, políticos y sociales que enlazan más a nuestros estados. Les expondré algunos de esos elementos que nos dan una identidad y una memoria compartida.
El centro del actual estado de Coahuila es la región que originalmente se llamó Coahuila o de Nueva Extremadura. Gracias a un preclaro poblador de nombre Alonso de León, hijo del cronista y poblador del mismo nombre, fue posible establecer la provincia de San Francisco de Coahuila en 1687 y que luego en 1689 estableció la villa de Santiago de la Monclova. Entonces Coahuila y Monclova eran nombres que se confundían, pues continuamente se referían a Monclova como Coahuila y viceversa.
Tiempo atrás, en el siglo XVI y principios del XVII, ésta región fue peleada tanto por la Nueva Vizcaya como del Nuevo Reino de León. Ya en el siglo XVIII y parte del XIX, Coahuila como Nuevo León formaron parte de las Provincias Internas de Oriente y con ello la intención de conformar un estado en 1824 que comprendiera además a Texas y Tamaulipas.
Seguramente todo éste problema territorial hizo que se conformara un estilo de vida muy apegado entre sí, contrario a las políticas del centro, en donde se enarbolaban los valores históricos y familiares como puntos de cohesión social. Siempre estuvimos rezagados y olvidados de las políticas que surgían en la capital del virreinato. Y para los de Coahuila, esos conceptos de soberanía y libertad no son conceptos vagos y abstractos, sino que son principios que han defendido a toda costa con su vida. Por ejemplo, tuvieron que defenderse de los ataques de los llamados indios bárbaros y a la vez debían promover la colonización en la Nueva Filipinas como también se le conocía a Texas y luego hacerles frente a otros problemas que la misma república les endilgaba.
Indudablemente la figura histórica de don Venustiano Carranza está muy ligada a Nuevo León. Por cierto, quien más encarna esos postulados históricos es don Venustiano Carranza. De hecho se le considera nuevoleonés porque en la fecha en que nació, el 29 de diciembre de 1859, Nuevo León y Coahuila formaban una sola entidad. Incluso, su madre Doña María de Jesús Garza de la Garza había nacido en el antiguo valle de la Pesquería Grande, en la actual Villa de García en donde nació en 1793 y falleció en Cuatro Ciénegas en 1879. Sus abuelos maternos se llamaban Juan Nepomuceno Garza Sepúlveda y María de Jesús de la Garza. Hay que mencionar también los orígenes familiares de otros dos preclaros coahuilenses: la madre del fundador de la dinastía de los Madero, don Evaristo, también era de Villa de García, al igual que la familia materna de don Miguel Ramos Arizpe.
El padre del Varón de Cuatro Ciénegas se llamaba Jesús Carranza Neira, un liberal y patriota coahuilense que estuvo muy de cerca apoyando a los movimientos más importantes del siglo XIX y que había destacado como agricultor y ganadero en el norte de Coahuila. Había nacido en 1837 en esa región del centro de Coahuila, de la cual una vez quiso abrir rutas para comunicarse con Chihuahua y para ello hizo traer camellos para el trasporte.
En consecuencia, mucho de la vida de don Venustiano tiene que ver con elementos y rasgos comunes con el desierto y la vastedad territorial de ambos estados. Para comenzar, Carranza nace cuando Vidaurri gobernaba ambas entidades. Vidaurri y Benito Juárez nunca se entienderon. No obstante, el papá de don Venustiano, sobresale como uno de los baluartes del juarismo en el centro y norte de Coahuila, llegando a ser jefe político de Monclova y apoyó con su peculio a las campañas que el mismo Mariano Escobedo sostuvo en contra de la invasión francesa y del imperio de Maximiliano.
Quienes se mantuvieron fieles a Vidaurri y a sus postulados regionalistas, llegaron a ser partidarios del Plan de la Noria en 1871 y al de Tuxtepec en 1876, apoyando en buena medida a don Porfirio para que llegara al poder. De esa forma, Francisco Naranjo, Jerónimo Treviño y Genaro Garza García van a conformar un grupo político con ideas afines al porfiriato que se valió del control regional que mantenían los caciques y caudillos regionales y que luego fueron confrontados con el grupo de Lázaro Garza Ayala por el mismo Díaz para imponer a un hombre de todas sus confianzas que actuaba como el vicepresidente del noreste mexicano, pues conjuntaba la jefatura política como militar de la región.
Por eso tiempo, en Coahuila se formó un grupo político dependiente a don Evaristo Madero, quien consolidó su poder regional al controlar actividades agropecuarias, mercantiles y políticas cuando llegó a ser gobernador de Coahuila entre 1880 y 1884, en tiempos del entonces presidente el general Manuel González. Madero entregó la gobernatura a José María Garza Galán, quien inmediatamente tuvo en los clanes Madero de Parras y Carranza de Cuatro Ciénegas sus principales opositores a sus intenciones reeleccionistas, cuando en 1893, los hermanos Jesús y Venustiano Carranza se levantaron en armas contra el gobernador.
Inmediatamente don Porfirio pensó que quien estaba detrás de todo éste embrollo político era don Evaristo y que sus instrumentos eran ni más ni menos que los Carranza. Es cuando Bernardo Reyes por encargo de Porfirio Díaz mueve sus piezas en una estrategia política que le permitió controlar la paz y la tranquidad de Coahuila para que no se salieran de su control, pues impidieron que Garza Galán continuara en la gobernatura, luego convencieron al opositor Miguel Cárdenas que también lo hiciera y en su lugar dejaron al abogado José María Múzquiz.
Toda la región aledaña al Río Bravo de la región noreste, estaba influida en mucho por las ideas de Catarino Erasmo Garza, un matamorense que desde 1891 andaba formulando una revolución contraria a las continuas reeleciones de don Porfirio y a su control que mantenía en las gobernaturas, el congreso y las alcaldías.
Este es el contexto político y social en el que vivió don Venustiano y en el que va a encontrar su papel decisivo dentro de sus acontecimientos. Un personaje cuyo padre le inculcó la admiración y el conocimiento de la obra de don Benito Juárez García y que por ello, enarbolará los principios constitucionales más importantes de la Carta Magna de 1857. Don Venustiano entendió que la historia era la brújula para orientarse en el torbellino de pasiones políticas que México vivió a fines del siglo XIX y de principios del siglo XX. Con justa razón Enrique Krauze lo señala como puente entre siglos.
Cursó medicina en la Ciudad de México pero no concluyó sus estudios debido a una enfermedad que le detectaron en su vista. En esa etapa de estudiante vio los levantamientos la Noria y hasta se dice que cortejó a una hermana de José Martí. Entonces regresó a su pueblo natal para contraer nupcias con Virginia Salinas en 1882 y después ocupó los cargos de presidente municipal de Cuatro Ciénegas en 1887, 1894 y 1898. Aparentemente apoyado por don Bernardo Reyes, también fue diputado local del estado de Coahuila, senador en 1904 y gobernador interino del estado de Coahuila en 1908.
En 1909 pensó que podía llegar a la gobernatura de Coahuila, pero se dio cuenta que el centro le jugaba una carta que no consideró: el gran elector propuso a don Jesús de Valle (papá del insigne cronista de la Ciudad de México, don Artemio de Valle Arizpe) para el cargo de gobernador que obtuvo gracias al apoyo de don Porfirio Díaz. Sabiendo de la rivalidad entre reyistas y científicos, tuvo la osadía de militar en las filas del general Bernardo Reyes y después en las de Madero, quien paradójicamente se decía simpatizaba con los científicos. Al triunfo del maderismo fue designado gobernador constitucional de Coahuila entre 1911 y 1913. Es curioso que un 21 de mayo de 1911, cayó el régimen porfirista y que exactamente nueve años después cayó acribillado don Venustiano.
Cuando Victoriano Huerta y un grupo de militares asesinaron a Madero y a Pino Suárez durante la Decena Trágica, Carranza declaró ilegal el poder usurpador y lanzó el 26 de marzo de 1913, el Plan de Guadalupe, que enarboló la bandera del constitucionalismo representativo de 1857 e ignoró las demandas políticas y sociales del nuevo gobierno considerado como usurpador.
En abril de 1913 se proclamó “Primer jefe del Ejército Constitucionalista”. En la lucha contra las fuerzas federales, el peso de las acciones recayó en los ejércitos campesinos de Villa y Zapata. Una vez que Huerta fue derrotado, Carranza entró con sus fuerzas a la ciudad de México en agosto de 1914. Pero surgieron conflictos entre los jefes revolucionarios que a la larga llevaron a Villa y a Zapata a enemistarse con Carranza y de aquellos quienes proclamaron la llamada Convención de Aguascalientes.
Por lo que Carranza apoyado por las fuerzas militares tanto del Noroeste como del Noreste, marchó a Veracruz en donde instaló su gobierno constitucionalista. Con el decidido apoyo de Alvaro Obregón, Pablo González Garza y Antonio I. Villarreal derrotaron a los convencionistas.
Inmediatamente se dispuso a promover los cambios en materia agraria y laboral. Entonces convocó a un Congreso Constituyente que proclamó la Constitución Mexicana el 5 de febrero de 1917. Siendo Presidente de la República entre 1917 y 1920 tuvo que sortear problemas políticos y económicos, propuso pacificar al país, reorganizar los poderes, distribuir las tierras y de regresar a México en el plano internacional. En 1918 anunció la llamada Doctrina Carranza que sostiene la igualdad entre lo estados. Con la intención de iniciar un proceso de desmilitarización, propuso como candidato a la presidencia al Ing. Ignacio Bonillas.
Pero el grupo militar procedente de Sonora, Obregón, de la Huerta y Calles desconocieron la propuesta y proclaman el Plan de Agua Prieta en donde desconocen al Primer Jefe Constitucionalista. El 6 de mayo de 1920 salió de la ciudad de México para establecer la presidencia en el puerto de Veracruz. Pero fue obligado a internarse en la sierra de Puebla, debido a que su tren fue atacado por los contrarios a su régimen. El día 20 llegó a las inmediaciones de un poblado llamado La Unión en donde fue convencido de marchar hacia Tlaxcaltenongo, en donde fue asesinado al día siguiente, un 21 de mayo de 1920 en una cabaña del lugar. Cuando sus restos fueron llevados al sepelio, la gente lloraba y se refería a él como la muerte de un padre.
El 15 de febrero de 1945, sus restos fueron llevados al Monumento a la Revolución. De ésta manera terminó la vida de uno de los principales jefes revoluciarios que imprimió a su movimiento constitucionalista de un rumbo verdaderamente institucional.
Don Venustiano recuperó los ideales de Juárez: consolidar el poder ejecutivo, dar independencia al poder judicial, establecer al municipio como base verdadera del federalismo basado en un concepto de autonomía, límites al poder legislativo y promover la educación, la tenencia de la tierra y el trabajo. Un verdadero constructor de las instituciones que dan sentido al México de hoy. Desgraciadamente también a él le debemos un adjetivo que nos refiere a la rapiña y al abuso que cometieron sus tropas durante la revolución, el carrancear.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina