En el corrido de “El Siete leguas” hay una estrofa que dice: “Ya no te acuerdas valiente, que tomaste Paredón, ya no te acuerdas valiente que asaltaste a Torreón”.
En el corrido de “El Siete leguas” hay una estrofa que dice: “Ya no te acuerdas valiente, que tomaste Paredón, ya no te acuerdas valiente que asaltaste a Torreón”.
Paredón, es un pueblo perteneciente a Ramos Arizpe, Coahuila. Situado en pleno desierto, en medio de montañas repletas de milenarios petrograbados y pinturas rupestres, por ahí pasaron los jefes insurgentes Hidalgo y Allende y desde fines del siglo XIX el lugar se consolidó por ser el cruce de las vías de ferrocarril Saltillo-Piedras Negras y Monterrey- Torreón.
El 15 de mayo de 1914, en la estación Hipólito, perteneciente también a Ramos Arizpe, Villa les reclamó a Jesús Acuña y al capitán Juan Dávila, que el no había sido nombrado general de ningún ejército por Carranza, que por eso él había formado a la División del Norte, que superaba a todas por su empuje, sus hombres, su organización y por los hechos de armas en los que había participado y que con ella podía llegar fácilmente hasta la ciudad de México sin la ayuda de Carranza. Ante tal amenaza, se cuenta de que a Obregón le mandaron un comunicado para que marchara hacia la ciudad de México, pues desconfiaba de Villa y de Ángeles.
No obstante don Venustiano Carranza le ordenó a Villa que se apodere de Saltillo, después de la toma de Torreón, el 17 de mayo de 1914. Los federales en su huida destruyeron cerca de 20 kilómetros de vías férreas, desde estación Sauceda hasta Paredón y se congregaron cerca de 5 mil hombres en Paredón, al mando de los generales Ignacio Muñoz y Francisco Osorno, quienes además se apoyaban de una considerable fuerza de artillería de diez cañones, infantería y caballería. Se decía que con esa fuerza podrían recuperar el control ya sea de Monterrey como el de Monclova.
En Ramos Arizpe se hallaba una fuerza compuesta por dos mil hombres al mando de Pascual Orozco y cerca de 8 mil efectivos de los que habían sido derrotados en Torreón y San Pedro de las Colonias, más las tropas evacuadas en Monclova y Nuevo Laredo. Se decía que las tropas federales al mando del general Joaquín Mass sumaban 15 mil soldados.
El general Ángeles preparó la estrategia del ataque a Paredón. Para ello hizo salir el día 15, a una fuerza de 2 mil jinetes a las órdenes de Toribio Ortega con instrucciones de hacer una travesía desde Hipólito hasta estación Zertuche, situada entre Paredón y Saltillo, para que detuviera la huida de los federales. Luego las brigadas Zaragoza, Villa, Benito Juárez, Juárez, la Robles y la Hernández que sumaban alrededor de 6 mil dorados, desfilaron desde el amanecer para marchar hacia el campo de batalla de Paredón.
El grueso de la división, especialmente la artillería, hizo un rodeo desde Ramos Arizpe hasta Santa Catarina, para evitar que fueran detenidos por las tropas federales apostadas entre Ramos Arizpe y Paredón. Salieron por Santa Catarina haciendo un recorrido hasta García, Icamole y de ahí a la estación Fraustro, en donde se reunió a toda la caballería el día 17.
Como a las 10 de la mañana, todas las tropas estaban como a tres kilómetros de Paredón. El ejército federal comenzó el ataque con cañones y granadas, que no pudieron lograr su objetivo, porque cuando comenzó el ataque de la caballería, a lo lejos la artillería cubría su avance. Al ver el avance de la División del Norte, las tropas leales a Huerta huyeron en estampida. Fue cuando una fuerza de artillería quiso salir por el sur de Paredón, pero el empuje de la brigada al mando de Maclovio Herrera y José Rodríguez salieron a detenerles el paso.
La victoria villista fue absoluta, cayendo cerca de 3,500 prisioneros. Muchos de ellos parecían pertenecer a buenas familias, en su defensa argumentaron ser engañados al decirles que iban a pelear contra norteamericanos. Todos ellos fueron puestos a trabajar en la reparación de las vías férreas. Mientras Villa y Jesús Acuña comían bajo la sombra de un mezquite, fueron traídos dos oficiales que habían caído prisioneros. Uno se portó en forma arrogante y el otro pedía clemencia, pero al fin de cuentas ambos fueron fusilados.
Durante el enfrentamiento, los villistas hicieron descarrilar un tren en donde venían puras mujeres resguardadas por una pequeña escolta, resultando heridas 40 de ellas.
Solo la caballería de los federales logró escapar de Paredón. Gracias a esta victoria, los revolucionarios se hicieron del control del ferrocarril en el noreste, pues Paredón era un punto estratégico, pues es el cruce de las vías Tampico-Torreón y Saltillo-Piedras Negras. Además permitió que siguieran avanzando hacia otros puntos importantes de Nuevo León, Tamaulipas y San Luis Potosí.
Corría el rumor de que el general carrancista Francisco Coss, había mandado destruir las vías de ferrocarril, para evitar que los trenes que usaba la División del Norte no tuvieran suministro de carbón natural que traían desde la zona carbonífera de Coahuila. Lo cierto es que el 18 de mayo de 1914, las fuerzas al mando del general Francisco Coss sostuvieron un combate con las tropas federales en el Cañón Maravillas de Villa de García.
El día 20 las tropas villistas entraron a la ciudad de Saltillo. Ahí se unieron varios generales que estaban a las órdenes de Pablo A. González, como Jesús Dávila Sánchez, Ernesto Santos Coy y Andrés Saucedo. Y todo ello gracias por la importante batalla de Paredón.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina