Se define al bandolerismo como la activación elemental de la indignación cotidiana. Se dice que el bandolero social es el puente entre la indignación social que clamaba justicia en el siglo XIX y la Revolución Mexicana. Por ello el bandolero es el que se rebela ante las injusticias de la vida misma y de los males que provoca y por lo mismo comete actos de desquite y venganza personal.
Se define al bandolerismo como la activación elemental de la indignación cotidiana. Se dice que el bandolero social es el puente entre la indignación social que clamaba justicia en el siglo XIX y la Revolución Mexicana. Por ello el bandolero es el que se rebela ante las injusticias de la vida misma y de los males que provoca y por lo mismo comete actos de desquite y venganza personal.
Un bandolero social que surgió en la frontera del llamado bajo Río Bravo o Grande del Norte, fue Juan Nepomuceno Cortina, alias El Cheno Cortina, o el “Bandido Rojo del Río Grande”, a quien las crónicas de la época nos lo describen de constitución recia, de tupida y grande barba roja y excelente jinete. Se hizo un rebelde social por defender a un mexicano cuando era golpeado por un comisario de nombre Bob Spears en Brownsville, Texas en julio de 1859. Le disparó un balazo al comisario y salvó a su compatriota.
A partir de ahí Juan Nepomuceno Cortina se convirtió en el hombre más buscado en el llamado Valle de Texas. Pues convocaba a los mexicanos a rechazar a los texanos que constantemente cometían fechorías e insultos contra los mexicanos que se quedaron a vivir en Texas y gritando ¡Viva México!, ¡Maten a los gringos! se convirtió en bandolero ante la indignación de ser marginado entre los suyos y en contra de los suyos.
Juan Nepomuceno Cortina Goceoscochea nació en 1824 en Camargo, Tamaulipas. Su familia fue propietaria de unas tierras que estaban en la llamada franja del Nueces. Inició su carrera militar en 1844 como parte de las milicias del norte de Tamaulipas, en un cuerpo especial llamado defensores de la Patria, peleando en contra de las incursiones de los llamados indios bárbaros y de los filibusteros texanos.
Durante la guerra de intervención e invasión norteamericana, estuvo a las órdenes del general Mariano Arista. Como buen jinete formó parte de la caballería que sostuvo enfrentamientos en las batallas de Resaca de la Palma y en la Angostura y destacó en el cuerpo de exploradores de la frontera y en la brigada de Tamaulipas. Se separó de la milicia entre 1855 y 1860 para dedicarse a atender los negocios familiares.
En ese periodo participó en las campañas de persecución de los indios y filibusteros texanos que cometían fechorías en la región comprendida de la llamada franja de los ríos Nueces y el Bravo o Grande del Norte. Pues las tierras que antiguamente pertenecían a los tamaulipecos, ahora estaban sujetas a despojo de parte de las leyes de tierras del estado de Texas. Aunado al desprecio y odio racial de los nuevos dueños en contra de los mexicanos que radicaban en aquellas inhóspitas llanuras. Logrando mantener en estado de paz en la región cercana a Matamoros. Precisamente era residente en Brownsville en 1859 cuando mató al comisario que golpeaba a un conocido suyo.
Cortina huyó al rancho Santa Rita que pertenecía a su madre. En un osado acto, tomó la ciudad de Brownsville los días 28 y 29 de septiembre de 1859 después de derrotar a una partida de “rangers” de Texas. Lo cual ocasionó un fuerte odio de las autoridades norteamericanas en contra de Cortina, quien permaneció en la región hasta que unas tropas federales lo hicieron cruzar el río Bravo. Durante la persecución, sobrevino una crisis binacional por el ingreso de soldados norteamericanos a territorio mexicano. Toda la región norte del estado de Tamaulipas fue objeto de acciones punitivas de parte del ejército de los Estados Unidos y de partidas de voluntarios texanos al mando de John S. Ford que buscaron infructuosamente a Cheno Cortina.
En marzo de 1860, el gobierno de los Estados Unidos fue notificado que Cortina estaba en el rancho de la Mesa de la municipalidad de Reynosa y enviaron una fuerza para aprehenderlo. Una vez que estaban en territorio mexicano, se enfrentaron a un grupo de hombres que venían de Matamoros para defender al Cheno, dieron muerte a uno y dispersaron a los otros. Esa victoria les hizo avanzar más hacia el sur con la intención de localizar a Cortina, dar su merecido a sus simpatizantes y robar caballos para llevarlos a Texas.
El 4 de abril de 1860 llegaron hasta Reynosa, John S. Ford acompañado de 70 hombres, en donde se les hizo raro ver al pueblo vacío. Cuando llegaron a la plaza, unos vecinos armados se asomaron por entre los techos y otros tantos les cerraron el paso, sorprendiendo a los intrusos e indicándoles que no aprobaban su presencia. Ford les hizo saber que tenían permiso de un alto funcionario mexicano para capturar a Cortina que se ocultaba en el rancho de la Bolsa. Los vecinos de Reynosa les ordenaron que cruzaran el río Bravo en forma directa sin necesidad de llegar a más ranchos. Cuando los texanos estaban del otro lado del río, enojados comenzaron a dispararles a los vecinos de Reynosa, hiriendo a varios de los vecinos.
Cheno Cortina dejó de molestar a los texanos, para ponerse a las órdenes de José María Carvajal y pelear contra la intervención francesa, en donde se distinguió en batallas como la del 5 de Mayo en Puebla y en Matamoros, Tamaulipas. De igual forma militó en las tropas imperialistas de Maximiliano entre septiembre de 1864 y abril de 1865 para regresar al bando republicano en donde estuvo en los sitios de Querétaro y la ciudad de México.
Fue gobernador de Tamaulipas en 1864 y desde fines de 1865 a marzo de 1866. Le fue conferido el grado de general de brigada en 1870. Apoyó a Porfirio Díaz en el Plan de Tuxtepec en 1872, se le procesó en 1875, apresado en 1877 y enviado a la prisión militar de Santiago Tlatelolco y finalmente se le concedió el beneficio de la reclusión domiciliaria por ser considerado un héroe de guerra hasta su muerte. El gobierno de los Estados Unidos nunca lo perdonó y solicitó su extradición, pero les fue negada porque se hallaba en proceso penal en México. El Gran Cheno Cortina murió en Azcapotzalco, en la ciudad de México en 1894.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina