El 25 de julio se celebra la fiesta de Santiago Apóstol, el patrono de España y del cual muchas ciudades llevan orgullosamente su apelativo: Compostela en Galicia, Caracas, Santiago de Cuba, Guayaquil, Cali en Colombia, Santiago del Estero y la capital de Chile. En México sobresale Querétaro y en el noreste mexicano, Saltillo y Monclova en Coahuila, el Huajuco y Sabinas Hidalgo en Nuevo León.
El 25 de julio se celebra la fiesta de Santiago Apóstol, el patrono de España y del cual muchas ciudades llevan orgullosamente su apelativo: Compostela en Galicia, Caracas, Santiago de Cuba, Guayaquil, Cali en Colombia, Santiago del Estero y la capital de Chile. En México sobresale Querétaro y en el noreste mexicano, Saltillo y Monclova en Coahuila, el Huajuco y Sabinas Hidalgo en Nuevo León.
Santiago fue hijo de Zebedeo y de Salomé. Fue hermano mayor de Juan Apóstol y su nombre original es Jacobo cuyo nombre se transformó en Santiago: Jacobo es igual a Jaime y pasa a ser Jacobe o Giacomo. Santiago es una palabra compuesta que viene de Santi Jacobe. Por eso no decimos San Santiago.
Según la leyenda, en el año 33 fue a España en donde evangelizó sin mucho éxito a los celtas y a los ibéricos. Por tradición oral se sabe tuvo problemas con una reina-bruja que vivía en lo más recóndito de un bosque espeso a la que llamaban La Loba. También se dice que solo logró reunir a nueve adeptos. Otros dicen que solo a un pequeño perro que lo seguía.
Ahí en la antigua Caezar Augusta, actual Zaragoza, se le apareció la Virgen María sobre un pilar quien le ordenó edificar un templo en el lugar para luego volver a Jerusalén. En el trayecto, la Virgen María le anunció su martirio. Precisamente en el Monte Calvario, Santiago fue atado a unas piedras, le vendaron los ojos y le decapitaron en el año 44.
El cuerpo de Santiago estuvo un tiempo en las cercanías de Jerusalén. Cuando se desencadenó una nueva persecución en contra de los cristianos, unos discípulos lo llevaron a Galicia en donde depositaron sus restos en un lugar oculto. En el año 813 un ermitaño de nombre Pelayo le avisó al obispo Teodomiro que se veían unas estrellas y unas luces muy raras sobre el monte. Ahí excavaron y encontraron una tumba con los restos de un decapitado que tenía la cabeza bajo el brazo. Inmediatamente se afirmó que eran los restos del apóstol.
Ahí mandaron construir la basílica y llamaron al lugar Campo de Estrellas que en gallego se dice Compostela. Desde entonces es Santiago de Compostela. Durante la invasión y ocupación islámica, su culto se propagó por los reinos cristianos. Es más, la tradición lo sitúa como el líder que acaudilló la expulsión de los árabes de la península cuando en un enfrentamiento vieron a un jinete montando un caballo blanco que portaba una espada flamígera y con la cual mató moros. Desde entonces se le dice Santiago Matamoros y es también el patrono de la milicia española que tienen como grito de guerra San Jacobe.
Según la leyenda, la cubierta del buque en el que trasladaron los restos de Santiago, iba cubierta con conchas o veneras, que más tarde se convirtieron en el emblema que distinguía los que habían hecho “el Camino”. Desde tiempos remotos, los antiguos celtas recorrían con fines religiosos todo el norte de la península ibérica, el sendero que parece ser un fiel reflejo de la Vía Láctea
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina