Este 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, mismo que fue establecido en 1910, para recordar la muerte de muchas trabajadoras de la industria de la confección en la Ciudad de Nueva York el 8 de marzo de 1857, que exigían mejores condiciones de trabajo y derecho al voto.
A partir de esa fecha se ha generado una tendencia social que pretende devolver y valorar el papel que tiene la mujer en la sociedad, como pilar de la familia, como agente de cambio, promotora social y económica de la familia y de la sociedad. Actualmente, los aportes de los estudios de género le conceden igualdad social y de oportunidades en los ámbitos donde prevalece la posición del hombre. El cual -en la mayoría de las veces-, discrimina, menosprecia y desvalora el papel que la mujer tiene en la sociedad, como ser humano, parte esencial de la familia, como persona y agente de desarrollo político, económico y social.
Se dice constantemente que la mujer mexicana vive en la marginación. Esta se muestra en tendencias estadísticas que pone a la mujer mexicana en posición desfavorable económica y social frente al varón: bajísimo nivel de vida y de ingresos, expuesta a la violencia intrafamiliar, negación de su papel en la sociedad y como parte integrante de los más pobres, necesitados y marginados de nuestra sociedad.
En los momentos más decisivos de nuestra historia vamos a encontrar mujeres, planeando, estudiando, participando o siguiendo a los protagonistas de nuestra historia. Y prueba de ello, son los innumerables nombres y ejemplos de heroínas que construyen y dan un sentido nuevo a la historia nacional.
Parafraseando a Octavio Paz, la mujer se presenta al mexicano como pasión, muerte, misterio y destino. Y se dice, que la actitud del mexicano hacia la mujer, la representa en un matriarcado en la que sobresalen las figuras de la madre buena, abnegada y fiel: la Virgen de Guadalupe, cuya contraposición es la madre mala y violada: la fregada. Entre ambos polos está la mujer mala pero arrepentida: la Llorona y la madre buena pero traidora: la Malinche.
Actualmente México tiene 105 millones de habitantes, de los cuales el 50.5 son mujeres y el 49.5 son hombres. Vemos que la mujer ocupa y participa más en la vida social, política y económica de nuestro país. Por ejemplo, vemos participación mayoritaria de ellas en carreras que antiguamente eran cotos privilegiados para los varones. Si nos damos una vuelta por las facultades de medicina, ingeniería mecánica y derecho nos daremos cuenta de que ya son mayoría.
En la cultura y en la educación, son las que ocupan los principales puestos directivos. Ahí está el caso de Nina Zambrano y Carmen Junco en los principales museos de Monterrey. O Emma Reyna coordinando la labor de los cronistas de Nuevo León y recientemente María Luisa Santos demostró en la Sociedad de Historia como se trabaja con iniciativa y entrega al servicio de una causa. Como muchas más están participando en la vida de nuestra entidad. Por cierto, hace poco en una escuela de Santa Catarina, una niña en un discurso dijo: si los hombres hacen huella, las mujeres hacen a los hombres. Y con justa razón, vaya nuestra sincera felicitación a las mujeres de Nuevo León.
Antonio Guerrero Aguilar