Pero entre los pueblos paganos tanto de Europa como de Asia Menor, las noches festivas de la Noche Buena y la de fin de año, dedicada originalmente a San Silvestre, tendían a representar la noche como un espacio en donde reinaba lo misterioso y lo prodigioso, ya que en ellas se pretendía enlazar el mundo actual con el otro mundo. Precisamente todas las fechas que se dan a partir del día de Halloween hasta la noche de fin de año, pretenden comunicar a los muertos con nuestro mundo y a nosotros con el mundo de ellos. Debemos tener presente que en esos lugares de la tierra, los inviernos son más fríos y obscuros que los nuestros que vivimos en el noreste mexicano.
Hay que recordar que la fiesta de los muertos a principios de noviembre está asociada a la libre circulación de las almas y de los aparecidos entre los dos mundos. De ahí que se piense que en la Noche Buena, Santa Claus bifurca el cielo en un trineo jalado por renos. Además en la mentalidad medieval se pensaba que la falta de observancia de las fiestas de guardar podía provocar una venganza divina y por ello recurrían a ciertas prácticas que evitaran esas acciones negativas, como por ejemplo, tener una cena familiar, vivir en paz y armonía, dejar los trabajos manuales para después entre otras cosas.
En sí, muchas de las fiestas y tradiciones que practicamos los mexicanos, tienen un origen pagano, en donde se relacionan ciertas acciones como la cacería que realizaban los antiguos habitantes de Europa en una estación donde comenzaban a escasear los viveres. Conviene aclarar que pagano en su sentido etimológico significa pueblo. Por eso Santa Claus es una especie de hombre del bosque, bueno y justo, que viene y nos trae lo que necesitamos y queremos, que nos regala presentes para colmar a la humanidad. En algunas aldeas del centro de Europa se tenía la creencia de que había un ser mitad hombre y mitad caballo que buscaba comida en las aldeas y que luego repartía.
Y muchas de las ideas del cristianismo se arraigaron en costumbres paganas, a las que les dieron otro sentido de índole religiosa y con ello conformaron un sincretismo religioso que ahora en nuestro mundo debemos interpretar y analizar, pues se nos presentan en materia de dogmas, prácticas religiosas o de ritos, pues solo así entenderemos las necesidades religiosas de los paganos evangelizados a lo largo de la historia. Para decirlo de una manera más clara, las viejas prácticas paganas se van a cristianizar y van a actualizar el mensaje cristiano a través de ellas.
Por ejemplo, entre los ritos de navidad figura destacadamente el árbol decorado. La costumbre del pino parece tener su origen en Alsacia y datan sus primeros testimonios en el siglo XV. Incluso desde la edad media se colocaban en las casas unas ramas de abeto. En los templos se colocaban pinos decorados con manzanas rojas que nos recordaban la tentación de Adan y de Eva. De igual forma existe la creencia de que el árbol mágico se convierte en el árbol terrenal, símbolo de la inmortalidad y de la perennidad, asociado a la Natividad del Salvador. Pero el culto a los árboles es muy antiguo en las viejas civilizaciones orientales. Hay que recordar que la cruz representa el árbol de la vida. La navidad en la actualidad la vive un tercio de la humanidad del planeta.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de Santa Catarina