Llegado a su fin el reinado de Caos y de la noche, dioses de cuyo matrimonio nacieron el Destino, el Sueño y la Muerte, empezaron a ordenarse los elementos del universo, el sol inundó con sus cálidos y brillantes rayos las inmensidades del espacio, los astros se pusieron en acompasado movimiento siguiendo cada uno su camino, y las cosas todas ocuparon sus respectivos lugares. Nuevos dioses comenzaron entonces a gobernar el mundo que iba surgiendo del primitivo desorden y de la inicial confusión.
De estos nuevos dioses fueron los primeros Urano, o el Cielo, y Titea, o la Tierra. De esta pareja divina nacieron dos hijas y numerosos hijos. Fueron aquéllas Cibeles, o Rea, bienhechora diosa de la tierra, y Temis, cuya rectitud y severidad la elevaron a la alta jerarquía de diosa de la justicia. Entre los hijos, fueron los más famosos Titán, Saturno o Cronos, el Océano y Japeto.
No le agradaba a Urano verse rodeado de hijos muy poderosos, pues temía que alguno de ellos osara algún día levantarse contra él y disputarle el trono. Por este motivo, los perseguía y castigaba sin cesar, hasta que, al fin, los encerró en profundas mazmorras subterráneas. Con esto sufría mucho el corazón maternal de Titea, la cual, muy impresionada por el cruel tratamiento que recibían sus hijos, a ocultas de su esposo les dio libertad y les proporcionó armas para defenderse y luchar contra su desalmado padre.
Fue Saturno, el segundo de los hijos, quien se atrevió a rebelarse. Peleó audazmente contra Urano, lo venció, lo redujo al triste estado de siervo y lo substituyó en el trono del Olimpo, montaña griega desde cuya cima gobernaban el universo esas deidades.
Pero Titán hermano mayor de Saturno, haciendo valer sus derechos como heredero del trono, quería reinar.
Ya amenazaba una espantosa guerra entre los hermanos, cuando intervino su madre Titea y les hizo llegar a un acuerdo. Convinieron, pues, en que Saturno exterminaría a todos los hijos varones que le naciesen, con lo cual el trono volvería a los descendientes varones de Titán. Continuará
Prof. Santos Noé Rodríguez Garza
Fuente: Editorial Nueva España. S. A. Mitos Griegos