Permítame Señora: que reverente y respetuoso me dirija a usted en los momentos que la vida la somete a una prueba mas de resistencia y le avisa que es tiempo de aminorar el paso.
Permítame Señora: que reverente y respetuoso me dirija a usted en los momentos que la vida la somete a una prueba mas de resistencia y le avisa que es tiempo de aminorar el paso.
Nuestra amistad viene desde que nuestro trabajo nos permitía tener la oportunidad de intercambiar ideas y recibir indicaciones que usted nos trasmitía a todos aquellos que dependíamos de la Dirección del Profr. Francisco J. Montemayor.
Tenía un carácter afable y sabía como indicarle a cada quien, lo que le habían trasmitido como meta a cumplir; a mí me hacía más difícil la encomienda por que era bromista y distraído y con regularidad me decía: “Santos, ya tienes el material didáctico que necesitas, ya no pierdas tiempo y vete a trabajar” y un día le dije: –Toñita, un día me voy a titular y voy a volver como Director de la Escuela y me va a pagar todas las que me hace–. La rueda del destino me llevó por caminos insospechados, y un día volví como Director de la Escuela Manuel M. García; y ahí estaba usted jovial y bonita, atendiendo a todo el mundo con la amabilidad de siempre y me ayudó con eficiencia y conocimientos a manejar los trabajos administrativos, que conocía perfectamente porque lo había asimilado de la basta experiencia del Profr. Montemayor.
Poco tiempo estuvo como mi ayudante porque a su vida había llegado su príncipe azul, en la persona del buen amigo Jesús Acevedo Durán; se casó y lucharon juntos por la vida y el porvenir y moldearon una hermosa familia que aprendió a ganarse el sustento a base de trabajo.
Él se fue porque el destino así lo tenía previsto, usted se quedó a hacerle frente a la vida y a consolidar el patrimonio familiar; ha trabajado mucho y caminado muchos senderos, por ello su cuerpo reclama descanso y mimos; estoy seguro que pronto recuperará la salud, que es fundamental para seguir disfrutando todo lo que la vida le ha dado: empezando por los hijos y los nietos.
Sus amigos de los viejos tiempos, Emma y Santos Noé le mandamos un fuerte abrazo y el cariño que encierran las palabras amorosas dirigidas al arcano, para que siga recuperándose y pronto vuelva a su actividad normal.
Que los rayos luminosos del sol radiante que ilumina nuestro invierno, la cobijen y le den calor en los brazos de sus seres queridos que nosotros siempre la recordamos como la mujer maravillosa que siempre ha sido.
Atentamente
Santos Noé
13 de enero de 2010