Para nadie es un secreto que en Nuevo León quienes tienen la sartén por el mango en lo que al PAN se refiere, son los miembros de la llamada neocúpula, entre los que figuran preponderantemente Zeferino Salgado, Raúl Gracia y Margarita Arellanes.
Ante esto, los panistas de la vieja guardia, como Luis Santos de la Garza, Fernando Canales, José Luis Coindreau, Mauricio Fernández, Fernando Margáin, Rebeca Clouthier y Humberto Treviño Landois, entre otros, están siendo marginados, por lo que actualmente son un cero a la izquierda, sin poder de decisión.
Obviamente, esto no los tiene nada contentos y aunque griten y pataleen, por ahora no les queda más remedio que asimilar dicha situación y esperar tiempos mejores (si es que regresan) como los que les tocó vivir a ellos hace algunos años, cuando nada más sus chicharrones tronaban.
Pero, incluso estando ellos en la cúspide había problemas. Basta recordar que, siendo Gobernador, Fernando Canales “renunció” para ir al Gabinete de Fox; pero lo cierto era que algunas acciones en su administración estaban resultando contraproducentes para Mauricio Fernández, que hacía campaña para sucederlo, lo que finalmente no ocurrió, pues para cuando a Canales se lo llevaron a México el daño ya estaba hecho, y eso se reflejó en las urnas.
Así las cosas, recientemente el ex Gobernador Fernando Canales hizo un llamado al reelecto dirigente nacional del albiazul, Gustavo Madero a admitir que hay corrupción en el partido y pedir disculpas por ello.
Canales señaló a Madero que le corresponde liderar el trabajo para recuperar los valores panistas y lo cuestionó si está dispuesto a tomar medidas correctivas contra la corrupción y a emprender acciones legales contra militantes que hayan violado la ley.
El pasado y el presente: la misma problemática con distintos protagonistas.