En la sección editorial de El Norte del sábado 11 de enero del presente año, Vidal Garza escribió: “…no conozco un partido que critique a un Gobernador o Alcalde de sus filas, sin embargo, se esmeran en criticar a la Oposición con justificaciones baratas y sin argumentos sólidos”.
Lo anterior es una gran verdad, pero no es privativo de algún partido, pues, generalmente, todos actúan de esta manera, y sólo critican a uno de los mismos cuando se trata de castigar a alguien y hay consigna en tal sentido.
Pero ello es la excepción, pues normalmente se tapan unos a otros, porque una descobijada puede resultar funesta para los intereses partidistas o de un grupo y reflejarse negativamente en las urnas, un lujo que no pueden darse.
Por eso, lo más común es criticar y echarle leña a los funcionarios de otros partidos, práctica que arrecia cuando se acerca la época de elecciones, cuando, de lo que se trata, es de quemar a los adversarios y ganar adeptos.
Desde luego, llega a ocurrir que en un partido haya pugnas internas y se desate lo que se ha dado en llamar “fuego amigo”, cuando así sucede, los adversarios se frotan las manos y tratan de capitalizar a su favor esos interescuadras, aunque, finalmente, esto no es tan común como el golpeteo entre los partidos.
Así las cosas, no es posible creer en la sinceridad de los dramas que se montan los miembros de un partido cuando critican a los funcionarios de otro, y finalmente todo queda en mera e interesada comedia.