El inicio del año generalmente nos resulta un tanto complicado, por algo en este mes de habla de la “cuesta de enero”, pues venimos de un mes (diciembre) en el que los gastos se multiplican, y le seguimos durante el primer mes del año con el pago del predial, el refrendo y la tenencia vehicular, el seguro, y algunos más que exprimen nuestros bolsillos y golpean aún más, nuestra ya de por si castigada economía familiar.
Ante esta situación, me permito compartirles un escrito de autor anónimo, que ojalá les haga reflexionar y les ayude a cambiar positivamente el estado de ánimo.
“Soy el Año Nuevo, vengo a ti puro e inmaculado; acabo de salir de las manos de Dios. Cada día es una perla de gran precio que te es concedida para que la ensartes en el hilo de plata de la vida. Una vez ensartada ya no puede desenhebrarse jamás; queda allí como un testimonio inmortal de tu fe y de tu destreza. Debes fundir entonces, cada minuto, como eslabón dorado a la cadena eterna de las horas.
En tus manos te han sido entregados riqueza y poder para hacer de tu vida lo que quieras. Te doy, libremente y sin reservas, doce meses gloriosos de lluvia refrescante como una caricia, y de luz del sol con fulgores de oro. Los días, para trabajar y recrearte en la belleza de las cosas; las noches, para que duermas con un sueño tranquilo.
Todo lo que tengo te lo doy con amor que no puede definirse. Todo lo que te pido es que no permitas que nadie profane tu fe, ni oscurezca tu visión”.
Aprovecho para agradecer, una vez más, a los lectores de "Semana Regional” que se toman unos minutos cada ocho días para leer esta columna, y a todos en general, mis mejores deseos para que, a pesar de todo, durante este año priven la armonía y la unidad familiar, por ser la mejor manera de afrontar cualquier reto.
Castellanos
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo