Antes que nada me disculpo con quienes hacen el favor de leer esta columna semanal, pues, una vez más me voy a referir al problema de salud por elque acabode pasar.
Y es que en realidad esto no fue cualquier cosa, pues un infarto y una cirugía a corazón abierto son algo serio, y aunque para los cardiólogos pueden ser cosa rutinaria que practican por decenas, ellos mismos reconocen que en un momento dado puede presentarse alguna complicación.
Créanme que en estos casos se entiende mejor aquello de que no hay nada más valioso que la salud, y aunque con cierta regularidad lo mencionamos en nuestras pláticas, es hasta cuando estamos en una situación de esta naturaleza cuando lo comprendemos a cabalidad.
Con toda la intención he dejado para el final mencionar de manera muy especial la importante labor que realizan en el Hospital San José un grupo de damas voluntarias, quienes, previa anuencia, te visitan en tu cuarto llevándote un mensaje pleno de amor, esperanza que mucho te reanima en aquellos difíciles momentos.
Y para concluir, pero no por eso menos importante, quiero agradecer desde lo más profundo de mi corazón a mi familia que desde el primer instante estuvieron a mi lado y continúan apoyándome durante mi convalecencia.
De igual manera agradezco a familiares, amistades, compañeros de trabajo y a muchas otras personas que por diversos medios estuvieron al tanto de mi salud, así como por sus mensajes de aliento.
A todos gracias y que Dios los bendiga.
Castellanos
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo