No hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla, y, así el pasado miércoles 2 de octubre de 2013, me interné en el hospital, donde al día siguiente, jueves 3, fui intervenido por el cirujano cardiovascular, doctor Ricardo Sepúlveda Malec, para colocarme tres by pass aorto coronarios para subsanar los problemas que me detectaron luego del infarto que había sufrido dos meses antes.
Las primeras horas después de la cirugía son las más difíciles, no sólo por alguna complicación post operatoria que llegara a presentarse, sino por las sondas y otros dispositivos que te colocan mientras permaneces en terapia intensiva, donde el tiempo da la sensación de transcurrir muy lento.
Por este medio quiero dejar plasmado mi eterno agradecimiento al personal médico, pero también hacer una mención muy especial al personal de recepción, pasando por el personal técnico, de laboratorio, de intendencia, y, de manera muy especial, al de Enfermería que no se concretan simplemente a cumplir con su deber por el sueldo que devengan, pues además de preocuparse por tu salud, ponen un extra esmerándose por hacerte menos pesada y llevadera tu estadía, mostrando un profesionalismo y una gran calidad humana, que, como dije antes, mucho influye a recuperarte de aquella situación que, a querer o no, te deprime. Unos verdaderos Ángeles.
Pero sobre todo, doy gracias a Dios, en cuyas manos me puse desde el primer instante y que me permite seguir en contacto con quienes me hacen el favor de leer esta columna.