“Como te ves me vi, como me ves te verás”.
Leyendo la columna de mi vecino de página, Profesor Salvador Garza Inocencio, en la que se refiere a los viejos, a quienes también se les llama adultos mayores o personas de la tercera edad, es muy cierto lo que comenta.
Porque, seguramente, a muchos nos ha sucedido que en algún momento nos hayamos extrañado de ver a muy pocos viejos.
Pero resulta que ahora los viejos somos nosotros, pues si hacemos memoria, cuando eramos niños o adolescentes, una persona mayor de 50 años nos parecía un viejo.
Sin embargo, ahora vemos las cosas de distinta manera, aunque tal vez sea cuestión de actitud, pues si bien ya nos somos unos jóvenes, nosotros nos sentimos bien, y es obvio que en algo o mucho tiene que ver que disfrutemos de buena salud.
Pero también es obvio que el paso (y el peso) del tiempo tan minado algunas de nuestras facultades, tenemos menos cabellos, peinamos canas, utilizamos lentes, de repente se nos olvidan las cosas y nuestra energía también ha decrecido.
Además, tal vez por nuestra edad, tenemos la percepción de que el tiempo pasa muy rápido, no obstante que, desde siempre, el año tiene 365 días y cada día tiene 24 horas.
Total, aunque el paso del tiempo y sus consecuencias son inevitables, se dice que “viejos los cerros y todavía reverdecen”, y también “que el corazón no envejece, el cuero es el que se arruga”, y que “el vino entre más añejo, mejor”.
¿Usted qué opina?
Castellanos
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo
