Como era de esperarse, el caso de Florence Cassez, liberada hace unos días luego de una polémica decisión de los Ministros que conforman la Suprema Corte de Justicia de la nación, levantó ámpula entre la población, al ver que una persona que cometió un delito grave, como lo es el secuestro, quedó en absoluta libertad.
Para algunos conocedores de las cuestiones legales, la decisión de la SCJN fue la correcta, dadas las violaciones cometidas durante la detención de la banda de secuestradores liderada por el amante de la francesa.
Así las cosas, aduciendo violaciones a los derechos humanos dela susodicha (pero no del resto de la banda), la decisión fue la que se conoce, pero, a la vez, eso hace preguntarse dónde quedan o quedaron los derechos humanos de las víctimas y sus familiares, que con justa indignación expresaron su repudio ante el fallo de la Corte.
Al respecto, dados los pormenores del caso, mucha gente ha externado su opinión en el sentido de que lo justo hubiera sido que se ordenara reponer el proceso, desechando lo que fuera necesario y aceptando las pruebas que, sin lugar a dudas, incriminaban a los miembros de la banda, entre los que se encontraba Florence Cassez, pero de ninguna manera dejarla libre, tal como sucedió.
Lo cierto es que como diría Catón, la inmensa mayoría de la gente quedó muy encaboronada, pues sienten que en este caso pesaron y fueron decisivas las influencias y las negociaciones al más alto nivel, pues, por mucho menos de lo que hizo la francesa, se asegura que en las cárceles de nuestro país hay miles de presos que, ni por asomo, tienen los recursos, las influencias, y, mucho menos el apoyo de políticos cacaixtlones.
Castellanos
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo