Con la llegada de Margarita Arellanes ala Alcaldía de Monterrey, primera mujer, por cierto, en ocupar dicho cargo en la capital del estado, hubo quienes creyeron, y así manifestaron, que habría un cambio positivo en la forma de gobernar y administrar una ciudad.
Pero, ya en los hechos, las expectativas de un cambio no se están cumpliendo, pues en los dos primeros meses de su administración ya surgieron situaciones polémicas que hacen dudar de la rectitud de la funcionaria.
Por un lado, el Congreso local, de mayoría panista, le autorizó a la Alcaldesa regiomontana reestructurar la deuda del municipio de 2 mil 122 millones de pesos, para lo cual contrataron sin licitación, un despacho especializado en la materia mediante el pago de una comisión de alrededor de 63 millones de pesos, que, además de exagerada, se considera innecesaria.
También, mediante una licitación a modo, se le otorgó a Comercializadora Médic un contrato por 335 millones de pesos para surtir medicamentos a la Clínica Municipal durante su gestión, monto superior en 14 millones a lo presupuestado por otra empresa participante en dicha licitación.
Estos dos botones de muestra, en apenas 60 días de gestión, hacen pensar que Margarita Arellanes resultará con lo mismo, demostrando, de paso, que ni el sexo, ni pertenecer a tal o cual partido, hace a alguien más o menos corrupto.
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Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo