En la columna anterior me refería al arranque de las flamantes administraciones municipales, el cual tal vez con pocas y raras excepciones, es particularmente difícil, debido, más que todo, al desorden que encuentran las nuevas autoridades en las diversas áreas que integran el aparato de gobierno.
En este sentido, sin ser la única, una de las áreas más conflictivas es la tesorería municipal, pues ahí se manejan, y de ahí fluyen los recursos para mantener funcionando, de la mejor manera posible, todo el engranaje, pues una falla en dicha dependencia repercute en su buen funcionamiento.
Respecto al desorden, éste podría achacarse a factores como inexperiencia, pasividad, ineptitud, corrupción, irresponsabilidad, voracidad, etc., por parte de los responsables de cada área de la administración, empezando por el mismísimo jefe de la comuna.
En este sentido, casi para concluir la gestión de las autoridades salientes, los medios de comunicación publicaron anomalías detectadas por la Auditoría Superior del Estado en la revisión de las cuentas públicas del 2011,
Los reportes definitivos revelaron falta de controles en adquisiciones, ejecución de obras y programas en los municipios del área metropolitana y algunos de la zona rural, cuyas anomalías sumaban millones de pesos.
Y ninguna administración se salvó, pues las anomalías las cometieron azules y tricolores por igual, lo que demuestra, una vez más, que en todas partes se cuecen habas.
Castellanos
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo
