A estas alturas, faltando dos quincenas para que en Nuevo León tenga lugar el relevo de autoridades municipales, tanto los que concluirán su gestión, como quienes iniciarán la suya, particularmente los miembros de ambos Ayuntamientos y los titulares de las diversas dependencias, seguramente estén contando, no solo los días, sino hasta las horas y los segundos para que ello tenga lugar.
Obviamente, el estado de animo no es el mismo, pues mientras a los que se van ya los debe estar invadiendo un sentimiento de nostalgia y hasta de pérdida, los que llegarán seguramente estarán ansiosos de tomar las riendas para poner en marcha sus planes de trabajo y empezar a cumplir sus múltiples promesas de campaña.
Como suele ocurrir, es probable que haya funcionarios de las actuales administraciones que repitan en el mismo o en algún otro cargo. En estos casos, es deseable que sean personas que en realidad se lo merezcan por su desempeño, y no por imposición o en pago a algún tipo de favor.
También es probable que en los equipos de los nuevos Alcaldes haya personas que ya han ocupado algún cargo en administraciones anteriores; ojalá que ello sea porque lo hicieron bien y dejaron una huella positiva y no por las mismas causas mencionadas al final del párrafo anterior.
Lo importante, a fin de cuentas, es que los nuevos alcaldes se rodeen de personas honestas, capaces y con auténtica vocación de servicio, y que tengan la suficiente fuerza de voluntad para resistir las tentaciones del poder y para no marearse y perder el piso. ¿Sera posible tanta belleza?
Castellanos
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo
