“Lo importante no es ganar sino competir”. Esta frase, que afortunadamente, parece haber quedado en la historia, era el escudo o el pretexto perfecto para justificar los constantes fracasos de los deportistas mexicanos en competencias de cualquier tipo y nivel.
Hablando de competencias internacionales, con las excepciones que, también afortunadamente, se han dado a lo largo de los años, generalmente han sido mas los tragos amargos que los momentos gratos que nos han proporcionado nuestros deportistas.
¿A que se puede atribuir la magra cosecha de lauros deportivos por parte de los deportistas mexicanos?
La mejor respuesta la pueden dar los expertos; a los demás, como simples aficionados e ignorantes mortales, solo nos queda especular o comentar lo que opinan los que sí saben, o dicen saber, de estos menesteres.
Entre las causas más probables se mencionan la naturaleza del mexicano, que no es muy dado al sacrificio y a hacer equipo, amén de la proverbial falta de apoyo de las autoridades, que, sin embargo, son los primeros que se cuelgan del éxito de quienes, a pesar de todo, logran alguna proeza deportiva.
Esto lo acabamos de ver con la medalla de oro que a base de riñones obtuvo la Selección Mexicana de Futbol Sub-23 en la Olimpiada de Londres, donde fueron de menos a mas, habiendo derrotado en la final a su similar de Brasil, una potencia reconocida en este popular deporte.
Cabe preguntarse si esta hazaña servirá para que ahora sí, el deporte mexicano en general y los deportistas en lo particular, reciban mas apoyo de las autoridades, o, una vez mas, sólo quedará en una llamarada de petate provocada por la euforia del momento.
Castellanos
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo