A una semana de que tengan lugar los comicios en los que se elegirá al furuto Presidente de la República, aún no hay nada escrito, pues, como se dice comúnmente, la moneda está en el aire.
Desgraciadamente, en este proceso nuevamente se está dando la llamada guerra sucia, con lo que no se abona un ápice a mejorar la situación de violencia extrema que estamos padeciendo, y sí en cambio, están contribuyendo a agravarla.
Ahora bien, ¿Cómo llegan o qué es lo que se dice de cada candidato en la recta final?
De acuerdo a los que saben, o dicen saber, Gabriel Quadri, el colero, sólo aspira a conservar el registro del partido de la maestra Gordillo, para que pueda seguir disfrutando de los recursos y prerrogativas a que por ley tiene derecho.
Josefina Vázquez Mota está cerrando a tambor batiente y aspira a presidir la tercera administración panista en fila, a pesar de la carga que significa la violencia, los miles de muertos y desaparecidos, el desempleo, el retraso educativo y otros graves problemas que hereda el Presidente Calderón.
Andrés Manuel López Obrador carga con su fama de testarudo, intolerante y violento, y de ser capaz de cualquier acto con tal de salirse con la suya, incluso desconocer a las instituciones y a quienes no están con él.
Enrique Peña Nieto llega como puntero a pesar del golpeteo y el bombardeo a que ha sido sometido a lo largo de la campaña, y al indiscutido lastre que significan hechos pasados y algunos miembros de su partido, de cuyas acciones él no es culpable, pero sí el más perjudicado.
A fin de cuentas, serán los ciudadanos los que decidirán en las urnas si están satisfechos con la situación actual del país o si quieren un cambio, restando sólo que los candidatos y sus respectivos partidos respeten y acepten, con madurez y responsabilidad, el resultado final.
Castellanos
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo