Es bien sabido que en el apretado y cuestionado triunfo que logró Felipe Calderón en julio del 2006, la diferencia la marcaron las huestes de la maestra Elba Esther Gordillo.
¿A cuenta de qué o porqué fue que el gremio magisterial brindó su apoyo al candidato panista?
El motivo lo dio a conocer recientemente la maestra Gordillo, quien, en conferencia de prensa reconoció que en 2006 pactó con el entonces candidato panista el apoyo del Sindicato Nacional de Maestros y el naciente partido Nueva Alianza a cambio de un proyecto educativo, la reforma estructural a las pensiones, un puesto en el gabinete para su candidato presidencial Roberto Campa, y también las direcciones generales del ISSSTE y la Lotería Nacional, más lo que se ha venido acumulando a lo largo del sexenio.
Debido a ello, es por demás notorio la forma en que la lideresa magisterial ha incrementando su poder e influencia en los últimos años, al punto de que todos desean y buscan su apoyo en próximas contiendas electorales, particularmente para la presidencial del 2012.
Es obvio que en estos casos son importantes y estratégicas las alianzas, pues ello puede significar la diferencia entre el triunfo y la derrota, tal y como aconteció en julio del 2006.
Así las cosas, lo que salta a la vista es que, tratándose de alcanzar o retener el poder, los partidos son capaces de pactar hasta con el mismísimo diablo, aún aquellos que critican el corporativismo y le hacen el fuchi a los líderes sindicales que se han enriquecido a costa de sus agremiados, pero que no vacilan en aliarse con gente de esta calaña para satisfacer su ambición, aplicando aquello de que los fines justifican los medios.
Castellanos
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo
