Pocos días antes de la Navidad se dio a conocer el incremento general a los salarios acordando por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, que entraría en vigor el 1 de enero del 2010.
Pocos días antes de la Navidad se dio a conocer el incremento general a los salarios acordando por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, que entraría en vigor el 1 de enero del 2010.
Aunque dicha comisión la integran representantes del Gobierno y de los sectores patronal y obrero, tal parece que solo los dos primeros tienen voz y voto, pues, al igual que cada año, nuevamente se acordó un mini incremento del 4.85 por ciento, al cual de acuerdo a las variaciones por zona del país, va de 2.52 a 2.55 pesos diarios.
Antes de esto ya se habían incrementado los precios de algunos productos y servicios, como los refrescos, los cigarros, el azúcar, las tortillas, la luz, etc., y, poco después del anuncio del incremento a los mínimos se hizo público el aumento al precio de la gasolina y el diesel, a pesar de que el Presidente Calderón se había comprometido a mantener congelados los precios durante todo el 2009.
Además de antemano sabemos que este año se viene un aumento en cascada en los precios de productos y servicios “gracias” al incremento en el IVA y en otros impuestos decretados por el Presidente Calderón meses atrás.
Así las cosas, es indiscutible que las clases bajas y los millones de personas en pobreza extrema, a los que supuestamente busca apoyar el Gobierno, son quienes, como siempre, resultarán más perjudicados.
Con la aprobación de este incremento al salario mínimo nuevamente se pasó por Alto el Artículo 123 Constitucional que claramente señala “que los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”.
¿Llegará el día en que esto se cumpla a cabalidad?