Platicando hace unos días con un viejo conocido, éste sacó a colación el relevo de los mandos municipales, pues aunque todavía falta tiempo para que eso ocurra, ya se habla sobre el particular.
Al respecto, mi interlocutor mencionó los nombres de algunas personas que, según se dice, aspiran y suspiran por llegar a sentase en la silla que actualmente ocupa el licenciado Daniel Omar González Garza.
En este punto surgió la cuestión del equipo de trabajo que podría integrar quien llegue a presidir el próximo Ayuntamiento, pues independientemente que desde ese preciso instante pueden vislumbrarse sus intenciones, hay ocasiones en que los agraciados no responden a la confianza depositada en ellos y le acarrean críticas negativas a la administración, particularmente a quien la encabeza.
En este sentido, en una columna anterior mencionaba la importancia que reviste el hecho de que un gobernante, del nivel que éste sea, integre un buen equipo de trabajo, y aunque esto no sea tan simple, de algo puede servir fijarse muy bien en los antecedentes y forma de vida de los prospectos.
Y aunque candidatos vemos, funcionarios no sabemos, existen más posibilidades de atinarle si de arranque la selección de los futuros colaboradores se hace basándose en el conocimiento personal de los prospectos y sin aceptar presiones ni imposiciones de ninguna especie.
Y si ya sobre la marcha alguien falla, deberá aplicarse sin miramientos la guillotina o exponerse a ser tachado de cómplice de las corruptelas o sinvergüenzadas cometidas por malos elementos.