Un vecino de un municipio limítrofe al nuestro, que trabajó hasta su jubilación en Estados Unidos de Norteamérica, regresó hace poco tiempo a residir a su terruño con ganas de ser Alcalde para ayudar a la gente a través de la ejecución de obras prioritarias.
Con ese objetivo en la mira se ha dado a la tarea de organizar algunas reuniones y pláticas con la gente para manifestarles su intención y escuchar sus opiniones y planteamientos.
Platica esta persona que en esas reuniones la gente invariablemente saca a relucir el nombre y la labor que realizó un ex Alcalde, y lo ponen de ejemplo de lo que los ciudadanos desean y esperan de cualquiera que llegue a ocupar dicho cargo.
Comenta que, picado por la curiosidad, no quiso quedarse con las ganas y visitó al ex munícipe para conocerlo y cambiar impresiones, y, de esa manera tratar de descubrir o vislumbrar cuál fue la clave de la buena marcha de la administración que en su momento le tocó presidir.
El ex Alcalde simplemente lo atribuyó al hecho de haber contado con un buen equipo de trabajo, integrado por personas responsables y honestas, que entendieron perfectamente que iban a servir, no a servirse.
De esa manera, le dijo, se ganaron la confianza del Gobierno y de los vecinos, lo cual se tradujo en apoyos del Ejecutivo y en una participación más activa de los habitantes del municipio, lo que hizo posible la ejecución de muchas e importantes obras, pues los recursos del erario se utilizaron con toda honradez y transparencia.
Lo comentado anteriormente ilustra perfectamente la importancia que reviste el hecho de que un gobernante, del nivel que éste sea, integre un buen equipo de trabajo, por difícil que esto parezca, y se rodee de gente con buenos antecedentes y de reconocida honradez, cuya principal intención sea desempeñar con toda responsabilidad el cargo conferido y sin buscar algún provecho personal extra.