Dentro de poco más de un mes las administraciones municipales de nuestro estado estarán llegando a la mitad de la jornada.
Y es precisamente en los próximos meses cuando se espera que las autoridades municipales echen toda la carne al asador y lleven a cabo el mayor número de obras, cuya ejecución prometieron desde sus campañas, cuando andaban en busca del voto.
De esta manera, además de cumplir lo que ofrecieron, irán preparando el terreno para cuando se llegue el momento de la sucesión, con la obvia intención de que continúe alguien de su mismo partido, o, mejor aún, de su mismo grupo.
Pues aunque no es una garantía, se piensa que un buen desempeño del Alcalde en turno abona el camino al candidato de su partido al sucederlo. Por ello es común observar que en la última parte del trienio se incrementa notoriamente el ritmo de trabajo.
Y decimos que lo anterior no es una garantía, porque ocurre que mucha gente no siempre está al tanto de lo que hacen las autoridades, salvo lo que se hace en el barrio o sector donde residen, y en ocasiones ni de eso se enteran.
Sin embargo, sí se enteran y resienten ciertas actitudes y la insensibilidad de los funcionarios, empezando por el mismísimo jefe de la comuna, cuya promesa de puertas abiertas quedó en el olvido.
Como colofón, debemos admitir que, a la hora de sufragar, una inmensa mayoría de ciudadanos ni en cuenta toman lo hecho por las autoridades en turno, pues se fijan más en los candidatos que en los partidos postulantes, de tal suerte que su voto lo dictan el hígado o el corazón más que la cabeza.