Habiendo cumplido los Alcaldes nuevoleoneses el primer año de su gestión, la novedad es que no hay novedad, pues siguen predominando los claroscuros, y de ello dan cuenta diaria los periódicos, la radio, algunas revistas y la televisión.
Y aunque esto ya es común, la ciudadanía esperaría que fueran más claros que los oscuros, en otras palabras, que hubiera un verdadero cambio, conforme a lo que la gente espera si se toman en cuenta las promesas de campaña.
El problema es que del dicho al hecho hay un enorme trecho, y esto se hace patente cada trienio, pues tal parece que en cuanto asumen el poder, los funcionarios se vuelven amnésicos y olvidan, casi todo, lo que prometieron en campaña.
Combatir la inseguridad y la corrupción y ejercer una administración transparente y de puertas abiertas, son, entre otras, las promesas más frecuentes que los candidatos hacen durante sus campañas.
Pero ya en los hechos, resulta que entre las dependencias más cuestionadas figuran Seguridad Pública y Tránsito, y en lugar de transparencia predomina la opacidad.
En cuanto a lo de puertas abiertas, eso se termina en cuanto arranca la administración, dando la sensación de que algunos Alcaldes le sacan la vuelta a los problemas y que quedaron hasta la coronilla de ver y escuchar a tanta gente durante la campaña.
Esto ha dado lugar a que la gente ya no crea en nada, y aunque algunos experimentados en cada elección votando por distintas opciones y colores partidistas con la esperanza de un cambio real, cada vez son más lo que pasan a engrosar la fila de los abstencionistas.
Cabe mencionar que de vez en cuando surge algún candidato carismático, que deslumbra y se gana la confianza de los electores, aunque después, cuando éstos descubren que no hay nada nuevo bajo el sol se arrepienten de haber sido tan ilusos.