Luego del proceso eleccionario y con el cambio de administración (federal, estatal y municipal) a la vista, uno de los entretenimientos favorito de mucha gente es conjeturar acerca de la conformación del equipo de trabajo de quien llegará a tomar las riendas del poder.
Obviamente, lo más cercano a la ciudadanía es una administración municipal, pues como habitantes de la misma comunidad es más probable que conozcamos al futuro Alcalde y a los integrantes del Ayuntamiento.
En los casos de Presidente y Gobernadores, el interés de la gente es menor y no tan marcado como en el caso de los Alcaldes, en virtud de que sus carreras políticas las han realizado en otro nivel, no tan cercano al pueblo, salvo durante las campañas.
Ahora bien, ya con la administración en marcha, nos damos cuenta que tan atinados fueron los pronósticos en cuanto a las personas finalmente designadas por el munícipe, e independientemente de quienes hayan sido los elegidos, sólo nos resta ver su desempeño en el cargo encomendado.
Y aunque no ocurre siempre, ni de manera generalizada, de repente se dan algunas renuncias y reacomodos en ciertas dependencias y empiezan las especulaciones.
Puede suceder que el equipo inicial haya sido conformado mediante algunas presiones, para cubrir cuotas, o para pagar favores de campaña, y ya la administración funcionando, empieza a darse cabida a los amigos o a los que siempre han sido leales seguidores de quien encabeza el Ayuntamiento, para lo cual es menester cortar algunas cabezas.
Aunque también puede pasar que alguien renuncie por desavenencias internas o porque percibe que la administración toma un rumbo distinto a lo que se prometió durante la campaña y no desee ser cómplice de algo indebido, optando por hacerse a un lado.