Durante las discusiones del Presupuesto de egresos para el 2007, que hasta el momento de escribir esta columna aún no se aprobaba, en el Congreso del Estado afloró una vez más, el lado humano de los integrantes de la fracción panista.
Con esto quiero decir que la bancada albiazul se comportó como cualquier otra, independientemente de su filiación partidista.
Señalo esto por el intento de los Diputados panistas de modificar el artículo 94 de la Ley Orgánica del Poder Legislativo.
Con el argumento de que sólo así puede garantizarse el equilibrio de Poderes e impedir que, a petición del Gobernador, pos priístas marquen la agenda, la aplanadora panista desea modificar el mencionado artículo buscando reducir el quórum para la aprobación de leyes ordinarias.
Para ello propusieron una iniciativa para bajar de 28 a 22 el número de diputados necesarios para empezar las votaciones, y, por mera coincidencia, en esta Legislatura el PAN tiene, precisamente, 22 curules.
De esta manera quieren regresar a un pasado ya superado, cuando el PRI era el mandón, gracias a una iniciativa impulsada en aquel entonces por los panistas para darle más presencia a las minorías, algo que parece no importarles mucho ahora que son mayoría.
Así las cosas, llegamos a la conclusión de que en estas cuestiones la única diferencia son las siglas y colores, pues todos anteponen los intereses propios o partidistas a los de la ciudadanía con tal de llevar agua a sus molinos, y vemos que las palabras democracia, consenso, equilibrio, congruencia, equidad y pluralidad tienen distinto significado, dependiendo de quien tenga la sartén por el mango.