En poco más de dos meses en Nuevo León estaremos estrenando autoridades municipales, pues por esas fechas tomarán posesión los nuevos miembros de las planillas electas el pasado 2 de julio.
Como es normal, habrá municipios en los que las autoridades salientes realizaron una labor aceptable, lo cual les será reconocido por la ciudadanía; pero, seguramente habrá otros en los que se dará gracias al cielo porque al fin concluyen su tarea, muy alejada de las expectativas iniciales.
La esperanza se renovará cuando inicien su función los nuevos Ayuntamientos, y parte de la atención estará puesta en las designaciones que hagan los Alcaldes al integrar su equipo de trabajo, pues desde ahí se podrá visualizar las intenciones de los munícipes.
En este punto, cabe señalar que a mucha gente estas cuestiones no les interesan, argumentando que a ellos ni les va ni les viene.
Pero, si le piensan tantito, verán que lo que las autoridades de cualquier nivel (federal, estatal o municipal) hagan o dejen de hacer, puede llegar a incidir positiva o negativamente en su entorno familiar, laboral, social, comunitario, etc.
Así las cosas, la designación de sus colaboradores es algo que los futuros Alcaldes deben realizar con sumo cuidado (y para ello han tenido tiempo suficiente) buscando el perfil adecuado para cada caso, evitando al máximo las improvisaciones.
Ojalá le atinen y todos juntos hagan un buen papel en beneficio de sus comunidades, esperando que conserven la cabeza en su sitio todo el tiempo, pues hay quienes se marean con la altura de un ladrillo.
No debe olvidar que el cargo es temporal y que de ellos depende que dentro de tres años los ciudadanos avalen su actuación oles muestren su rechazo en las urnas.
