Un poco de la historia de San Nicolás de los Garza

San Nicolás de los Garza es un municipio conurbado perteneciente a la zona metropolitana de Nuevo León. Junto con Abasolo, son los municipios más pequeño con apenas una extensión territorial de 59.521 kilómetros cuadrados; pero el segundo en densidad de población. Es un municipio netamente urbano, cuya cabecera municipal está a 512 metros sobre el nivel del mar. Limita al norte con Apodaca y General Escobedo, al sur con Guadalupe y Monterrey, al oeste con Monterrey y General Escobedo y al este con Guadalupe. Carece de elevaciones de importancia, pero parte de su territorio al sur llega hasta la falda del cerro del Topo y una loma llamada del Roble.

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Santo Domingo y el Nogalar

En la zona noreste del municipio de San Nicolás de los Garza, se halla una de las poblaciones más antiguas de Nuevo León y por cierto es la cuna del apellido Cavazos. Se llama Santo Domingo en honor al religioso de origen español (1170-1221) fundador de la orden de los frailes predicadores, mejor conocidos como dominicos y promotor de la devoción al santo rosario. Pero también nos refiere a Domingo Manuel, uno de los doce fundadores de la ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey el 20 de septiembre de 1596 y en consecuencia obtuvo merced de cuatro caballerías de tierras, para establecer una estancia a la que llamaron precisamente de Santo Domingo. Domingo Manuel fue muerto por los indios entre 1604 y 1605.

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Las fundadoras y matriarcas del Nuevo Reino de León

En 1582 surgió el Nuevo Reino de León y en 1596 su capital, la ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey. A quienes lo habitaban les llamaban reineros, un gentilicio aplicado a los residentes de la ciudad como a quienes vivían en todo el reino aun y cuando hubo otras poblaciones. Monterrey se hallaba aislada: Saltillo era el lugar más cercano. Zacatecas, la llamada “madre del Norte”, la población más importante del septentrión novohispano estaba a una enorme distancia. Los primeros pobladores vivieron tiempos de suma pobreza. El gobernador Diego de Montemayor tuvo que alimentarse alguna vez de raíces de lampazos, hojas "de que abunda el ojo de agua".

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A mí me siguen los espíritus: a la memoria de don Lázaro Garza Ayala

Una ocasión mi amigo Javier Francisco Solís, un linarense asentado en Santa Catarina y ahora residente en Fort Worth, Texas me pidió lo acompañara a una terapia que recibía en su espalda. Me dijo necesitar de alguien para traerlo de regreso pues no podía conducir después de la rehabilitación expuesta. Acepté y una noche acudimos a un consultorio situado en la avenida Eloy Cavazos, cerca de la avenida México en Guadalupe, Nuevo León. Cuando el médico nos atendió inmediatamente me hizo recordar: “¿tú eres el que escribió la historia de los panteones?”. Efectivamente entre 1992 y 1993 realicé un proyecto al amparo de la beca del Centro de Escritores de Nuevo León para escribir un texto con la historia de los camposantos. Esto me obligó a recorrer los 51 municipios de Nuevo León visitando la mayoría de los panteones. Mientras realizaba la terapia a don Javier me explicaba una cosa muy rara: “una vez entraste a un panteón con la energía muy baja y desde entonces te sigue el espíritu de un viejito”. De nueva cuenta le expliqué el verdadero sentido de mi estudio y que jamás había cometido alguna travesura o acto que dañara a la memoria de quienes esperan la resurrección de los muertos en un cementerio. Lo más interesante es que me advirtió: “yo puedo hacer que ese espíritu ya no te siga, ¿Cuándo vienes a verme?”. Por cortesía contesté que un día de éstos vengo para ver qué espíritu me sigue. Y obviamente nunca regresé.

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La devoción a la Santa Cruz en Santa Catarina

Los antiguos mexicanos para propiciar las lluvias y la vida, ponían una escultura o algo que representara al dios Tláloc sobre los cerros. Cuando llegaron los religiosos durante la llamada “conquista espiritual” las quitaron y en su lugar colocaron una santa Cruz. Esta reliquia es venerada el 3 de mayo y nos remite a la famosa batalla del puente Milvio en las afueras de Roma, el 28 de octubre de 312, cuando Constantino – hijo de Constancio y Helena-, mediante la guerra, la habilidad y un milagro, se proclamó emperador de Roma. Antes de enfrentar sus tropas contra Majencio, le dio por pintar cruces en las corazas de sus soldados. Una noche anterior tuvo un sueño en el cual se dibujaba una cruz en el cielo y unas letras le indicaban IN HOC SIGNO VINCES, “con éste signo vencerás”. Al año siguiente, mediante el edicto de Milán, reconoce a la Iglesia católica y en consecuencia permite que su madre vaya a Jerusalén a encontrar el santo madero donde Cristo fue crucificado. Para verificar su autenticidad provocaron dos milagros: un militar recuperó la salud y una niña muerta la vida. Hicieron la procesión para proclamar el hallazgo de la VERA CRUZ (cruz verdadera) la que adoptaron como nuevo símbolo de los cristianos.

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El Pajonal de Santa Catarina

En la Sierra Madre de Santa Catarina existe una población llamada El Pajonal. Pueblo que se niega a morir, con menos de diez habitantes y a 1,460 metros de altitud sobre el nivel del mar. Gracias a un documento de 1736 sabemos de su existencia. Lugar de frontera y de disputa territorial entre el Nuevo Reino de León y la Nueva Vizcaya. Los Flores de Abrego de Saltillo reclamaron estas tierras desde el siglo XVII. Y con justa razón, pues eran descendientes de una hija de don Lucas García llamada Juana de Farías, casada con Nicolás Flores de Abrego. Luego el marquesado de Aguayo se sintió con jurisdicción en éstas montañas, provocando que los accionistas de la hacienda y valle de Santa Catarina continuamente refrendaran éstos sitios como suyos.

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Recordando a Javier Solís

Hace 47 años falleció Gabriel Siria Levario. Tal vez el nombre no indique alguna referencia respecto a un cantante tan famoso que cerró el ciclo de exponentes de la música tradicional mexicana. Cantantes y actores quienes encarnaron papeles en donde el típico charro mexicano, enamorado, travieso, valeroso, pendenciero, retador, jugador, hábil y diestro en las formas de vivir y de la lucha nos hacían admirar y reconocer al prototipo del mexicano. Desde Tito Guízar, Jorge Negrete, Pedro Infante, Luis Aguilar, Antonio Aguilar, Demetrio González, Miguel Aceves Mejía por tan solo citar a los más reconocidos. De todos ellos, Jorge y Pedro con sus muertes prematuras alcanzaron la inmortalidad para convertirse en leyendas. Los otros continuaron con su vida y carrera artística.

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El ocaso de la industria textil en Nuevo León

Aprovechando el mercado del algodón procedente de algunas plantaciones de Texas y Luisiana, se establecieron cuatro empresas textiles en el noreste mexicano; consideradas como el origen y pioneras de la industrialización en la región: la Estrella en Parras de la Fuente, Coahuila, la Fama de Nuevo León en Santa Catarina, El Porvenir en Villa de Santiago y la Leona Textil en Garza García. Estos negocios hicieron posible la formación de capitales con los cuales inició la etapa porfiriana que puso a Monterrey como la capital industrial de México y a decir del escritor Alfonso Reyes, como la “fábrica de la frontera”.

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La gran cíbola: de Sierra Mojada a Hércules

Casi en los límites con Chihuahua, está la población más grande de Sierra Mojada. Un pueblo trabajador, continuamente trasforma su entorno y busca las riquezas de la madre Tierra. Llamado Hércules, nombre de origen griego cuyo significado literal es “gloria de Hera”. La diosa Hera fue la esposa de Zeus. Este tuvo un niño con una mujer mortal llamada Alcmena al que llamaron Alceo. Alcmena estaba casada con Anfitrión a quien no le importaba mucho que su esposa lo engañara con Zeus. Desde entonces, anfitrión tiene que ver más con la hospitalidad. Ciertamente hubo una relación tortuoso entre ambas parejas, en especial por Hera quien odiaba con todo su ser al niño. En consecuencia, evitó su nacimiento cerrando las piernas de Alcmena con un nudo. Ya nacido mandó a dos serpientes para herirlo. Una vez Zeus engañó a Hera y le dio a cuidar al niño; al darse cuenta de que era Alceo, quiso dañarlo y el niño le mordió el pecho, derramando la leche materna y surgiendo la Vía Láctea. El dios Apolo le cambió el nombre de Alceo por Heracles para rendirle un homenaje a Hera. Cosa tan paradójica y contraria si consideramos todo lo que la diosa trató por perjudicar a Heracles. Casado con Mégara a quien mató junto con sus hijos. Arrepentido cumplió con los famosos diez trabajos, que en realidad fueron doce. Fue rey de Tirinto, murió el 12 de octubre de 1226 a.C. Para los romanos Heracles se convirtió en Hércules, el símbolo de la virilidad, fortaleza y valentía.

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La tumba del Gringo Viejo

Dicen que una tumba es la historia escrita de los que ya se fueron. Y efectivamente un sepulcro bien nos puede enseñar arte, simbología, demografía, biografía, genealogía, arqueología, arquitectura y uso de materiales a la vez. Pero también una tumba nos enseña y nos invita a leer. Carlos Fuentes en su novela Gringo Viejo nos habla de la disyuntiva de un Gringo Viejo que vino a México a morir: “morir o escribir, amar o morir”. Para muchos, ésta obra de Fuentes se inspiró en la vida de Ambroce Bierce nacido un día 24 de junio de 1842 en Horse Cave Creek, en el condado de Meigs, Ohio, perteneciente a la región de los Grandes Lagos del medio oeste de los Estados Unidos. Creció en el condado de Kosciusko, Indiana para luego ingresar en 1859 a la escuela militar de Kentucky. Dos años después, Bierce se alistó en el noveno regimiento de voluntarios de infantería de Indiana. Al concluir la guerra civil en 1865, se dedicó a ejercer el periodismo en San Francisco y luego a las letras en donde pronto ganó fama de escritor.

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