Los revolucionarios
Platicó cierta ocasión Clemente Rendón de la Garza, Cronista de Matamoros, Tamaulipas, que una ocasión unos revolucionarios llegaron a un rancho y le pidieron al dueño que les diera de comer. El propietario les dijo que no podía porque su esposa estaba muy enferma. Quien iba al mando del regimiento le pidió que matara unos cabritos y que solo dejara las tripitas aparte. Con los cabritos hicieron varios platillos que degustaron y con las tripitas hicieron un brebaje que le dieron a la enferma. A los pocos días la señora se repuso y el matrimonio agradecido le preguntó que cómo le había hecho. El señor les contestó que como el animalito comía hierbitas del campo, alguna de ellas haría efecto en el organismo de la señora y en efecto así lo fue.
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