Rafaela e Ignacio: entre el amor y la patria
Una noche el coronel Ignacio Zaragoza llegó junto con su tropa a la ciudad de Monterrey. Luego de arreglar en donde quedarían sus soldados, Zaragoza acudió a la casa de un amigo suyo y antiguo subordinado llamado Marcelino Padilla. Inmediatamente la familia dispuso atender lo mejor posible a Ignacio. En la sala principal sobresalía el retrato de una joven de apenas 20 años de edad y de la cual Zaragoza al verla quedó plenamente prendido por ella. Fue cuando Zaragoza logró con Marcelino una entrevista con la joven del retrato. Zaragoza debió salir de Monterrey y en otra ocasión, Rafaela e Ignacio coincidieron en un baile. Inmediatamente Zaragoza le declaró su amor, que no fue correspondido hasta que la joven, según usanza de la época, debía consultarlo primero con su madre. La joven con la aprobación materna, por fin dio el si y eligieron la fecha para el día de la boda.
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