Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad

Publicada el 11 de abril de 1963, Pacem in Terris (Paz en la Tierra) fue la última de ocho encíclicas escritas por el papa Juan XXIII, quien antes de tomar ese nombre como pontífice de la Iglesia, llevaba el nombre de Angelo Gioseppe Roncalli (1881-1963). Un papa considerado de transición para algunos, quien llamó al aggiornamiento (puesta al día de la Iglesia) convocando a un concilio ecuménico; otros vieron en él el cumplimiento de la profecía del papa Angélico, “el pastor et nauta”, el papa bueno quien enfrentó los efectos de la guerra fría en el mundo y posicionó a la Iglesia como Madre y Maestra de la humanidad, preocupada en el desarrollo social.

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Participar para formar una comunidad política

(a mi amigo Nacho Zapata, quien entendió el misterio de la participación social)

Nuestra realidad en el mundo en el cual nos movemos y existimos, se nos presenta con varias oportunidades, características y rasgos que nos ayudan a fomentar un ambiente más justo, pleno y humano en la sociedad en la cual estamos inmersos. Todo lo que daña a la dignidad de la persona, son injusticias que claman al cielo indudablemente. Y solo aquellos que no les importa lo que sucede a su alrededor no quieren verlo. Padecemos signos evidentes de injusticia, pobreza y desigualdad. Hoy en día, los obreros exigen no ser tratados como objetos, sino como personas que tienen injerencia en los sectores económicos y sociales, en la vida pública y en la cultura. Y lo mismo sucede con los pueblos indígenas, con los campesinos, los desposeídos, los maestros y todos aquellos que con su mano y mente construyen un espacio más digno y equitativo para todos. De hecho, tanto los obreros como la empresa misma, deben participar en aspectos como el arreglo de los conflictos laborales. En caso de problemas en torno a la relación entre empleados y empleadores, debe predominar el diálogo y si la situación no mejora, pues entonces pueden hacer uso de una huelga.

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La persona en sociedad

Somos seres para la trascendencia y para la relación. Superamos el ámbito de nuestra existencia a partir de las relaciones y vínculos que construimos con los demás. La trascendencia implica tanto la relación del ser humano con el infinito y lo absoluto, al igual que la relación de uno mismo con y hacia los otros seres humanos. El destino del hombre no es vivir aislado y sin comunicación con sus semejantes, sino al contrario, implica convivir con ellos en múltiples formas para la construcción de un mundo mejor.

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Las resolanas en el noreste

El verano es una de las cuatro estaciones del año, previa al otoño y anterior a la primavera, conocido también como estío. Este comprende del 20 o 21 de junio y se extiende hasta el 20 o 21 de septiembre. Se caracteriza por las altas temperaturas y a la poca probabilidad de lluvias. Dentro del verano hay una etapa llamada popularmente como “canícula” en la cual se vive un calor más sofocante e intenso, conocida igualmente como sequía intraestival. El nombre de la canícula tiene que ver con un fenómeno que se origina en el hemisferio norte, al cual podemos situar entre el 14 de julio y el 24 de agosto de cada año. Es cuando el Sol sale alineado o en conjunción con la estrella Sirio correspondiente a la constelación del Can Mayor. Los egipcios en la antigüedad, le rendían culto a las constelaciones del Can Mayor y de Orión; de ahí que las tres principales pirámides de Egipto, vistas desde el aire, presenten las mismas posiciones y ángulos del llamado cinturón de Orión.

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A Monclova, la de Coahuila de Zaragoza

Los monclovenses regularmente se refieren a la ciudad de Monclova como la bella. Durante mucho tiempo, Monclova era Coahuila pues originalmente Coahuila era Monclova. A través de la historia, el nombre de Coahuila se ha escrito de distintas formas: Coahulia, Quauila, Cuaguila, Cohauila y Coahuila. Cuando Luis Carvajal y de la Cueva estableció la villa de la Nueva Almadén en 1589, se refiere a la región como Coahuila. De acuerdo a Luis Cabrera (1974) Coahuila debe su nombre a una palabra de origen náhuatl: Coahuila viene de Coacuilan, usado para designar un lugar en donde habitan las serpientes jaspeadas.

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Los Urdiales en la historia

La historia de los Urdiales está por escribirse. Estoy seguro que aquellos quienes residieron en la comunidad o los descendientes de alguno de sus pobladores, mantienen recuerdos y vivencias dignas de contarse y de ser rescatadas. Especialmente porque actualmente se tiene una idea de un Monterrey urbano e industrial, olvidando los orígenes y la base de los valores que hicieron de Monterrey una de las ciudades más importantes de México y de Ibero América. Al menos éstos apuntes tienen la intención de establece futuras línea de investigación y de justificar los antecedentes con los cuáles se puede reconstruir la gran historia de los Urdiales, al igual que San Jerónimo, San Bernabé del Topo de los González, de los Remates y de otros sitios considerables dentro de la jurisdicción territorial de Monterrey.

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En memoria del padre Marcial Ramírez

Conocí al padre Marcial en 1986., cuando fui alumno suyo en dos cursos de psicología ofrecidos en el instituto de filosofía del Seminario de Monterrey. Estricto y exigente. Alguien le sugirió que pidiera seminaristas para apoyarlo en sus trabajos del templo. Los padres formadores eligieron a Rogelio Lozano de Sabinas Hidalgo y a un servidor para acudir semanalmente al templo de El Carmen, Urdiales. Por la mañana apoyábamos la catequesis y en la tarde a los grupos de jóvenes, para después quedar al servicio litúrgico en las ceremonias. La mejor parte del día era la comida que una hermana nos ofrecía en compañía con el padre. Ahí tuve la oportunidad de tratarlo mejor. El padre Marcial había estudiado la licenciatura como la maestría en psicología en la UANL, impartiendo cursos en el Seminario de Monterrey y en la escuela de psicología de la Universidad Regiomontana por muchos años.

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El templo de Nuestra Señora de El Carmen, Urdiales

El templo de Los Urdiales está dedicado en honor a la patrona del lugar, nuestra señora del Carmen. La edificación fue iniciada en 1876, siendo el obispo de Linares pero con sede en Monterrey, el señor doctor Francisco de Paula Verea y González. En 1883 llevaban invertidos mil 600 pesos. Se puede precisar el periodo de construcción debido a la existencia de unas fechas encerradas en una especie de medallón sobre la entrada principal en frente del coro. Hay otro año, el de 1896 cuando fue concluido el templo, el cual quedó bajo la jurisdicción eclesial de la parroquia de la Purísima Concepción, cuyo párroco en ese entonces era el canónigo Pedro María de la Garza y Garza. En este tiempo, el señor doctor Jacinto López y Romo, era el décimo obispo que luego se convirtió en el primer arzobispo de Linares.

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La historia de los Urdiales

El apelativo Urdiales es originario de Castro correspondiente a la provincia de Santander, España. Su origen viene del vasco Urda que significa pasto y del sufijo Ales: literalmente es el terreno sembrado de pasto. A su vez, Ordio viene del latín Hordeum que significa cebada. Otros derivados del apellido Urdiales es el Ordiales, Urdain, Urdín y Urdaiz.

El primer poblador que habitó el Nuevo Reino de León es José Urdiales, aparentemente originario de Guanajuato, quien acompañó al capitán Alonso de León en la expedición para buscar a los franceses que habían establecido un fuerte en las cercanías en las costas de Texas, próximas a Corpus Christi el 27 de marzo de 1689. Durante el siglo XVIII había algunas familias con éste apellido, teniendo sus residencias en un lugar situado al poniente de la plaza de armas, entre el camino real a Saltillo y el río Santa Catarina. Otros Urdiales vivían cerca del ojo de agua de Santa Lucía y hasta había un barrio conocido como “Las Urdialitas”. En el siglo XIX y XX encontramos Urdiales tanto en Santa Catarina como en Garza García.

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Los Urdiales, Nuevo León

La comunidad de los Urdiales era una de las diez haciendas y ranchos que conformaban la municipalidad de Monterrey entre el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX; entre las cuales estaban San Bernabé del Topo Chico, los Tijerina, Doctor Gonzalitos, San Jerónimo, el mineral de San Pedro, el Ancón, Labores Nuevas, los Cristales y los Urdiales. Los ranchos eran Piedra Parada, la Hedionda Chica, las Boquillas y los Remates. Con el crecimiento de la mancha urbana, esos poblados se fueron fusionando o integrando a los nuevos centros habitacionales y convertidos en colonias; perdiendo con ello su categoría de congregaciones y pueblos.

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