Dicen que el matrimonio es cuando la señora se queda con la lana y el patrimonio es cuando la herencia se la quedan los hijos o los yernos. Más bien el patrimonio es el legado cultural que los ancestros nos dieron por herencia y nosotros los vivos dejamos a quienes nos siguen o seguirán. Este puede ser de índole económica, natural y cultural. Y Nuevo León está repleto de bellezas, paisajes y entornos naturales dignos de respetar, conservar y difundir para las generaciones venideras. El patrimonio cultural se divide en lo tangible y lo intangible. En los primeros están los monumentos, edificios públicos o civiles, el arte en todas sus manifestaciones, hasta una banca de una plaza entra en esta categoría. Todo aquello que se puede ver, tocar y apreciar. Lo intangible es de naturaleza inmaterial y comprende cosas como leyendas, tradiciones, músicas, danzas, ritos, costumbres, recetas gastronómicas o de salud; en fin, todo aquello que es motivo de inspiración de un pueblo y le da motivos para vivir y existir. No lo vemos pero lo sentimos y corre el riesgo de desaparecer o ser olvidado.
Gracias a la iniciativa del doctor Daniel Sanabria, director de la biblioteca Cervantina del Tec de Monterrey, se convocaron a diversas asociaciones e instancias culturales de Nuevo León para conmemorar a partir del 2014 el Día del Patrimonio de Nuevo León el primer domingo de marzo. Excelente idea si consideramos el desconocimiento, la sistemática y continua destrucción que hacemos de nuestro patrimonio cultural. Por ejemplo, a mediados del siglo XIX Manuel Payno, se refirió a Monterrey de contar con una arquitectura digna y a la altura de otras ciudades del país. Pero hoy en día, en la falta de memoria y propensos al olvido, dejamos y permitimos que destruyan y desaparezca todo aquello en lo cual nos identificamos y reconocemos como personas y como parte de un grupo y de una sociedad. Aquí bien se aplican las palabras del ecologista senegalés Baba Dioum: “Al final, sólo conservamos lo que amamos, amamos sólo lo que entendemos y entendemos sólo lo que conocemos".
Ojalá este día del Patrimonio de Nuevo León nos deje una actitud de rechazo a la manipulación o desaparición de cosas que nos dan sentido de referencia. Que los tres niveles de gobierno pongan esmero a través de las instancias respectivas, cuiden, protejan, difundan y promuevan el reconocimiento hacia nuestro patrimonio cultural de Nuevo León. Y como personas y sociedad civil evitemos su destrucción intencional y sistemática. Pero no me gustó la elección de un domingo y que solo buscaran la participación de organismos intermedios como asociaciones, de las universidades, de los municipios y de Conarte. A mi juicio debieron convocar a ciudadanos y ciudadanas, a miembros de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, geografía y Estadística y de los cronistas de Nuevo León, a intelectuales, artistas y escritores. Se hizo difusión, pero no se vio tanta asistencia a los eventos en los cuales como siempre se hicieron bailables y fiestas populares. Creo que se les olvidó considerar verdaderamente que es el patrimonio cultural y cómo está integrado en la vida política, social, económica y cultural de los nuevoleoneses.
El patrimonio cultural también es factor de desarrollo. Se dice que el honor de un pueblo corresponde a los muertos y los vivos solo lo usufructúan. Gracias al conocimiento y cuidado del patrimonio se pueden fomentar las oportunidades y capacidades culturales de personas y comunidades como elementos sustanciales de desarrollo. Por eso la comunidad es importante en la conservación y reconstrucción del pasado. A través de la crónica y el conocimiento histórico: (la memoria y la identidad), podemos cuidarlo y conservar de lo que tenemos.
¿Y qué es el patrimonio cultural? Todo aquello que nos dejaron nuestros antepasados por herencia: objetos, edificios o documentos que estuvieron presentes en la historia de nuestro país o región y por lo mismo debemos respetar y cuidar para evitar su desaparición. Puede ser tangible o material: todo lo que se puede tocar y no se puede mover, como templos, edificios, pinturas, esculturas, fósiles, libros, documentos, el patrimonio industrial o técnico. O intangible o inmaterial: no lo podemos tocar pero ahí están como una manifestación artística y vivencial (danza, música, fiestas, comidas tradicionales, cuentos, leyendas, conocimientos, oficios y dialectos que hablaban o hablan). Lo tangible corresponde a los bienes perdurables, materiales, poseedores de una vigencia intemporal y de un significado particular para esa sociedad. Encarnan o materializan sus creencias, su tradición y su identidad a través de cosas que se pueden ver y tocar con un significado o valor particular de tipo arqueológico, histórico o artístico. Cuando los valores adquieren sentido, se viven y se transforman de una generación a otra, se convierten en intangibles y se trasforman en las prácticas que expresan tradiciones, rasgos simbólicos e inclinaciones de largo o reciente arraigo en el grupo social.
Los monumentos históricos son patrimonio tangible. Todo aquel relacionado con la historia de nuestro país desde la llegada de los españoles hasta principios del siglo XX. Se considera monumento por sus características físicas y tradicionales, por el hecho histórico que dio abrigo y no importa su dimensión espacial. Pueden ser edificios religiosos (templos, conventos y capillas), civiles (casas habitación, fábricas, haciendas, ingenios, mercados), públicos (palacios de gobierno, oficinas, acueductos, puentes, hospitales, escuelas y cárceles). Los monumentos corresponden a un paisaje urbano, formando un conjunto de elementos digno de conservarse. Un paisaje urbano está integrado por un conjunto de edificios y casas en los cuales puede haber monumentos conmemorativos.
Las zonas históricas mantienen elementos conmemorativos como esculturas, monumentos, placas con inscripciones, bancas y fuentes. Militares como cuarteles y fortificaciones y las zonas de monumentos históricos se determinan tomando en cuenta el trazo histórico de la ciudad y sus características como casas de arquitectura sencilla, edificios, monumentos, calles, plazas y jardines. Quedan determinadas por los monumentos existentes en ellas y todos los edificios que le dan identidad propia y única, convirtiéndose en parte de nuestra cultura. Todos los edificios son importantes pues forman parte de nuestra historia. Nos recuerdan de dónde venimos y quienes somos. Por eso cuando destruyen un monumento estamos borrando parte de nuestro pasado e histórica. Pueden servir como museos, bibliotecas, escuelas o centros con vocación cultural, turística o de servicios; siempre y cuando se respeten las características del espacio y detalles decorativos originales. Al momento de darle otro uso a los edificios históricos, se deberán reparar tomando en cuenta los materiales con los que fueron hechos.
Los monumentos están construidos con materiales naturales y propios de tu región. En el noreste podemos identificar los siguientes: los cimientos que sostienen el edificio son de piedras pegadas con arena, tierra y cal. Los muros regularmente son de adobe que son bloques de tierra compactada con pajas y piedras, con sillares y a veces con ladrillo. Los techos son de vigas de madera y sobre ésta se pone una tapa que puede ser ladrillo, carrizo o tablas de madera; encima se coloca un relleno de tierra y sobre él un piso de barro. Hay diferentes tipos de piso, pueden ser de pasta, de barro, madera o mosaicos decorados.
Un monumento antiguo tiene puertas y ventanas muy elaboradas; son piezas únicas pues ya no hay quien las haga labradas a mano. Los monumentos históricos tienen espacios amplios, únicos y con techos altos, con zaguanes, patios, corredores. Los daños de los edificios históricos pueden ser afectados por el Sol, el agua y el viento, dañados por incendios, explosiones o impacto ambiental. Pueden ser destruidos por aspectos naturales como temblores o inundaciones. Por factores biológicos como la contaminación y descomposición de materiales, excremento de palomas entre otros más. Cuando el ser humano les da otra vocación distinta, como bodega, talleres, comercios, fábricas, pueden deteriorarse por no arreglar a tiempo lo que ya está en mal estado.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de Santa Catarina