Gustavo Díaz Ordaz (1911-1979) fue presidente de la república entre 1964 y 1970. Durante su sexenio los indicadores económicos como sociales ponían a México como una potencia emergente. Es más, su gobierno es considerado el fin del llamado “milagro mexicano, el crecimiento sostenido o hacia adentro”. México se colocó a la vanguardia de las naciones que mantenían políticas equilibradas tanto de desarrollo social como de crecimiento económico.
Lamentablemente su gestión se vio empañada por los problemas de represión sindical como estudiantil y su gobierno es considerado poco afecto al diálogo y a la conciliación. Indudablemente un hombre de una pieza, inquebrantable y duro a quien no le tembló la mano para apaciguar a los estudiantes en octubre de 1968.
Por cierto, en la administración municipal 2009-2012, una regidora de la oposición solicitó que una calle de Santa Catarina llevara el nombre del insigne coronel Hermenegildo Buentello. Entonces un regidor de un partido opositor aceptó siempre y cuando se le quitara el nombre de Díaz Ordaz al boulevard o avenida que comienza desde los Treviño en Santa Catarina, atraviesa la Fama, la Leona y San Jerónimo. Como es de esperarse al cabildo no le importó la discusión. Lo cierto es que Gustavo Díaz Ordaz da nombre a una importante avenida que abarca tres municipios metropolitanos de Nuevo León.
Tal vez con la intención de reivindicar su nombre, siendo presidente de la república Luis Echeverría Álvarez vino a inaugurar la avenida o boulevard en 1971. Para dar testimonio de ello, colocaron una placa sobre un monumento entre los límites de Santa Catarina y San Pedro Garza García. Fue planeada como una gran avenida, como un gran paseo o alameda. La palabra boulevard es de origen francés; nos refiere a una avenida ancha y arbolada. Hasta el siglo XIX, un boulevard era un bastión o baluarte para la defensa. Permitía rodear a una ciudad por el exterior como un cinturón periférico. Ya en el siglo XX, el boulevard se consideró una vía importante, con cuatro vías de circulación o más, con camellones y áreas peatonales en sus laterales. En el desarrollo urbano de mediados del siglo XX, los boulevares fueron considerados como avenidas vertebradoras de la ciudad; una prolongación de los existentes y a los nuevos trazados, convirtiéndose en los transitados accesos y salidas de las grandes urbes.
Durante el gobierno estatal de Eduardo A. Elizondo (1967-1971), se planearon avenidas que sirvieran de enlace y acceso-salida a la zona metropolitana. Obras sustentables con camellones centrales en donde sembraron cientos de árboles que daban vida al asfalto y con suficientes carriles para los vehículos automotores. El boulevard Díaz Ordaz cambió por completo al antiguo trazo del camino real a Saltillo o de los Saltilleros. Entre Monterrey y San Jerónimo había una avenida llamada Libertad, la cual se convirtió a principios de la década de 1970 en el complejo vial Gonzalitos que enlazaba Morones Prieto, Constitución, Gonzalitos y San Jerónimo. Más allá de San Jerónimo, hasta el acceso a la carretera a Saltillo, el antiguo camino de los “Saltilleros” enlazaba a tres municipios y a seis comunidades.
La avenida Díaz comienza de oriente a poniente en Fleteros, pasa Santa Bárbara, el arroyo El Obispo, los antiguos molinos Jesús María, la Leona, los Treviño y el Lechugal en Santa Catarina. El trazo original del boulevard fue alterado en 1998. Fue cuando trajeron un proyecto de Curitiba, Brasil consistente en pasos a nivel. Para los funcionarios que se fueron a pasear, no había necesidad de construir puentes ni pasos deprimidos. Alegaban que estos le quitaban plusvalía a los terrenos aledaños. Entonces sacrificaron los camellones y las banquetas. Destruyeron el hábitat de cientos de especies de árboles en donde vivían aves propias de la región. Nos dijeron que eso solucionaba el caos vial. No pensaron que los chóferes de los camiones como de los taxis, no respetarían sus carriles exclusivos y además se tardaron como dos años en concluirlos. Y no tomaron en cuenta que la cantidad de vehículos aumentaría exponencialmente al crecer la mancha urbana en la región. Si los camellones los hubieran usado para construir los puentes en 1998, otra situación tendríamos.
En los próximos días van a construir el puente vial entre La Fama y La Leona. El de Díaz Ordaz y Corregidora tardó siete meses en terminarlo. Y eso que era parte de San Pedro Garza García. Este tramo le corresponde a Santa Catarina y me preocupa que los encargados de la vialidad se pongan a establecer el orden requerido así como a las autoridades del estado como federales para concluirlo lo más pronto posible. Regularmente se hacen filas de vehículos en diez carriles desde Protexa hasta la Fama. Ahora con la construcción del puente, creo que la fila comenzará desde la puerta naranja de Monterrey. Y si hacemos una hora entre Santa Catarina y Monterrey, con ésta obra a lo mejor se harán dos o tres horas. ¿Quién sabe?
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina