Ernesto Cordero, del PAN y Miguel Barbosa, del PRD, encabezan a un grupo de senadores que se han propuesto sacar adelante su propia reforma política y electoral, en franco desafío a los presidentes de sus partidos, Gustavo Madero y Jesús Zambrano, respectivamente, quienes, junto con el presidente del PRI, César Camacho, hacen lo propio en pos de tal reforma dentro del Pacto por México.
Inclusive, como resultado de esta pugna, el dirigente nacional del blanquiazul destituyó a Cordero de la coordinación de su fracción dentro del Senado, quien ahora se perfila para disputarle la presidencia del CEN panista al actual dirigente en casio de que éste decida ir por la reelección, lo que ya no se ve tan fácil de lograr.
De aciuerdo a quienes conocen de estos enjuagues, aunque ellos lo nieguen, en este asunto tienen las manos metidas el ex Presidente Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, enemigos irreconciliables, pero que, al menos en este caso, coinciden en su intento de sacar avante una reforma política y electoral a su medida y deseo.
De acuerdo a lo que se ha manejado, en esta reforma buscan plasmarse las reglas del juego que estarán vigentes en la elección presidencial del 2018, en la que López Obrador buscará, una vez más, llegar a Los Pinos, y el PAN regresar.
Obviamente, cada partido y quienes mueven sus hilos, buscan acomodar las cosas a su conveniencia, pugnando por aquello que les pueda favorecer, y oponiéndose a lo que pudiera perjudicarlos en cada elección, principalmente en la presidencial, visto todo ello desde la optica de su actual y muy particular posición en la escena política nacional.
Castellanos
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo