Todos llenos de alegría corríamos al despoblado, lugar donde el circo levantaría sus gigantescas carpas. Nos gustaba ir pronto, antes de que se instalara el zoológico, para poder ver a los animales sin pagar.
El elefante siempre nos ha llamado la atención, por su trompa, por sus orejas, por su tamaño, pero sobre todo por su gran fuerza. Me llama la atención que siendo un animal tan fuerte, no pueda escapar a la cadena que lo une a la estaca en el suelo. Puede perfectamente romper la cadena y los grilletes que lo esclavizan. ¿Por qué no lo hace?
Porque cuando era pequeño también fue amarrado y luchó mucho para liberarse, pero como tenía poca fuerza no lo logró y se resignó a que una cadena atara su vida para siempre, a pesar de tener hoy la fuerza para ser libre. A diferencia del elefante, el ser humano tiene un tesoro inconmensurable de experiencia y sabiduría, de amor y de libertad, sepamos aprovecharlas para bien de todos.
Pero así está el mundo y éstas son "Nuestras Cosas".
Hasta la próxima.